Ha quedado claro que Europa insta al gobierno español para que resuelva de una vez por todas la situación anómala de la autopista gallega AP-9, cuya concesión prolongó de manera irregular —sin concurso—- el gobierno del Partido Popular presidido en su momento por José María Aznar.
Todo eso está muy claro. Pero en estos momentos, en la actualidad, el gobierno mayoritariamente del Partido Socialista, que está presidido por Pedro Sánchez, se niega a la recuperación, o, cuanto menos, se muestra renuente para llevar a cabo los trámites.
La autopista AP-9 es gallega, y quizá por eso no exista demasiado interés en arreglar su gratuidad. En cambio, algo muy diferente ocurre, por ejemplo, en Cataluña y en Andalucía, donde la totalidad o la mayoría de las autopistas son gratuitas. A Galicia siempre le toca pagar porque no hay miedo político a que esta situación afecte a las urnas, ni restándole votos al Partido Popular por aquel abuso de poder de Aznar, ni tampoco al Partido Socialista por esta tomadura de pelo de la actualidad.
Al final saldrán ganando otros partidos o, incluso, el hastío político en forma de abstención. Que no se extrañen los grandes partidos cuando llegue el momento de votar.