Flow cumple diez años en pleno crecimiento. Lo hace desde Vigo, ciudad donde en 2015 Alberto García decidió convertir una intuición, y un oficio que descubrió en Suecia, en un proyecto que hoy es referencia para navegantes profesionales, deportistas olímpicos y aficionados que buscan un servicio especializado en un sector que exige precisión, calidad y mimo. Su último lanzamiento, Storage & Care, consolida esta evolución con un servicio pensado para una comunidad náutica cada vez más diversa y global.







Flow: de regatista a velero
La historia de Flow no se entiende sin la trayectoria de su fundador. Nacido en Vigo, formado en la Escuela de Vela de Bouzas y posteriormente en el Real Club Náutico, Alberto García creció entre aparejos, competiciones y entrenamientos. Campeón de España de la clase Cadete en 1991 y miembro del equipo preolímpico español de 470, su carrera deportiva lo llevó a entender la vela desde dentro: sus exigencias técnicas, el desgaste del material y la importancia del detalle en cada maniobra.
Esa experiencia se amplió fuera de España. “Viví varios años en Suecia trabajando desde el lado de la fabricación”, recuerda. “Allí conocí el oficio de velero: quien diseña, corta y cose las velas. Ese aprendizaje cambió mi manera de mirar este mundo”.
A su regreso a Vigo, lo tuvo claro. “Monté una tienda de productos náuticos, desde ropa a accesorios. Pero llegó un momento en el que pensé:’ yo sé coser’. Analicé el mercado y vi que había una enorme demanda de reparación y confección de velas. Así nació Flow”.
Artesanía técnica en Flow para un sector en expansión
Esa “idea inicial”, como él lo define, pronto se convirtió en una filosofía. Flow es hoy un espacio donde cada vela, lona o protección nace del trabajo artesanal y de la adaptación a las necesidades de cada embarcación. Ubicada ahora en el Puerto de Vigo (Edificio El Tinglado – Muelle de Comercio, 1), Flow nació hace diez años en el histórico edifico del Real Club Náutico de Vigo,











“El mar es un medio agresivo: el sol, el salitre, los temporales… lo castigan todo. Por eso creamos también una línea de lonas a medida para proteger desde los barcos y veleros hasta los motores, dinghies o motos de agua”, explica García. “Entendemos que el cuidado y el mantenimiento es parte esencial de la náutica”.
No es casual que Flow haya crecido en paralelo al auge del sector en la ría de Vigo. Con más de 5.000 amarres recreativos y un flujo creciente de navegantes extranjeros (procedentes de Irlanda, Países Bajos o Alemania) que utilizan las rías como base durante meses, la demanda de servicios especializados se ha multiplicado. Y con ella, la necesidad de soluciones profesionales durante los largos periodos en los que los propietarios se encuentran fuera.
Storage & Care: el servicio que nació de escuchar al navegante
De esa realidad surge Storage & Care, el nuevo servicio de Flow diseñado para cubrir un vacío evidente: el cuidado del material cuando el barco permanece inactivo.
“Hay muchos propietarios que navegan tres o cuatro meses al año y el resto del tiempo están en sus países”, cuenta García. “Su embarcación queda aquí y su material también. Necesitaban algo más que un simple almacén: querían garantías”.
El nuevo servicio incorpora tres niveles de atención pensados para ajustarse a las necesidades de cada navegante. El primero ofrece un almacenaje en condiciones óptimas, un sistema de custodia en espacios controlados que evita el deterioro provocado por la humedad, los cambios de temperatura o la aparición de plagas.









La segunda modalidad da un paso más y combina ese almacenamiento con una revisión exhaustiva del material. El equipo de Flow inspecciona costuras, paños, puños y refuerzos, realiza un diagnóstico completo del estado de cada vela y acomete las tareas de mantenimiento necesarias para prolongar su vida útil.
La opción más completa es un servicio integral que incluye el desmontaje y el posterior montaje en la embarcación, además del almacenamiento y la puesta a punto. Flow se ocupa de retirar las velas al final de la temporada, revisarlas, repararlas y dejarlas listas para ser izadas en la fecha acordada. “La idea es que el navegante llegue y salga a navegar sin preocuparse de nada”, resume García.
Una década mirando al futuro
Flow nació como un pequeño taller de reparación, pero hoy es un proyecto que combina artesanía, especialización técnica y un catálogo que abarca desde equipamiento para Optimist hasta soluciones para grandes veleros. “Nuestra inquietud es seguir trabajando para que la gente disfrute al máximo de su pasión”, insiste su fundador.
En un sector donde cada detalle importa, Flow ha encontrado su espacio siendo fiel a una idea sencilla: entender qué necesita cada embarcación y cada navegante. Diez años después, ese compromiso se traduce en un servicio integral que acompaña a la comunidad náutica de Vigo, y a quienes la han elegido como puerto base, con una mezcla de tradición, innovación y la mirada experta de quien ha visto el mar desde todas sus caras: la competición olímpica, la formación técnica y el cuidado minucioso de cada vela.























