La iglesia de Reboreda ya vuelve a sonar. Este martes, 5 de agosto, y coincidiendo con el inicio de la novena en honor a la virgen María, patrona del templo redondelano, la comunidad parroquial de Santa María de Reboreda inauguró el campanario de la iglesia después de haber sido restaurado tras los destrozos provocados por el impacto de un rayo en marzo de 2022.
En colaboración con la asociación cultural «Campaneiros de Galicia», en la tarde de ayer se llevó a cabo un taller de toques de campana impartido por la asociación, a lo que le siguió el tradicional repique y volteo de campanas para la novena de la virgen.
Además, tras proyectar un pequeño reportaje de la reconstrucción, el obispo de Tui-Vigo, monseñor Antonio Valín, presidió una eucaristía y bendeció el nuevo campanario.
Una cuidada restauración
El 8 de marzo de 2022, la cúpula del campanario barroco de la iglesia de Santa María de Reboreda sufrió el impacto de un rayo que provocó la caída de más de cien bloques de piedra y afectó al tejado del templo y a la balaustrada del campanario. A pesar de ello, las campanas permanecieron intactas.
En los meses siguientes, bajo la dirección del maestro cantero Pelayo Alfaya, se inició el proceso de restauración: la recolocación en el suelo de los bloques y su clasificación para evaluar el estado de conservación.
Durante el verano de 2022, se realizó un premontaje a tamaño natural en el atrio, embarcándose en un complejo rompecabezas de más de 22 toneladas de piedra, integrando bloques recuperados y diez nuevas piezas.
La Xunta de Galicia aprobó, posteriormente, un presupuesto de 300.000 euros para completar la obra: consolidación estructural, consolidación en la fachada y recolocación de la cúpula en su emplazamiento original, previsto para mediados de 2025.
La iglesia barroca de Santa María de Reboreda, construida en el siglo XVII, consta de tres campanas: la mayor, de 90 cm de diámetro y 423 kg de peso, fue fundida en 1997 por Abel Portilla, en Cantabria; la mediana, de 72 cm de diámetro y 217 kg de peso, y la pequeña, de 52 cm de diámetro y 82 kg de peso, fueron fundidas en 1962 por la «Casa Cabrillo» en Salamanca.