Este 28 de noviembre se celebra el «Black Friday», un día especial donde los comerciantes incentivan a los clientes con ofertas y descuentos en miles de productos, tanto en tiendas físicas como online. Una fecha con origen estadounidense que se expandió por todo el mundo y que marca la apertura de la temporada de compras navideñas. Una oportunidad para anticiparse y conseguir los artículos a un mejor precio. Sin embargo, más allá del marketing y bullicio que engloba todo este fenómeno comercial, se esconde una historia oscura basada en una de las peores crisis económicas en la historia de Estados Unidos.
Para entender cómo este día llegó a convertirse en lo que es hoy, es trascendental analizar los eventos históricos que moldearon su significado.
Origen del Black Friday
El término tiene sus raíces en un acontecimiento financiero que marcó un antes y un después en la historia económica de los Estados Unidos. Su origen se remonta a un viernes, 24 de septiembre de 1869, que quedó registrado en los libros como una de las mayores crisis bursátiles de la época. Este día, dos financieros sin escrúpulos de Wall Street, Jay Gould y Jim Fisk, intentaron manipular el costo del metal de la Bolsa de Valores de Nueva York.
El objetivo de Gould y Fisk era sencillo pero ambicioso: acaparar todo el oro disponible en el mercado. Al reducir la oferta y mantener el control sobre este metal precioso, podrían aumentar su precio de forma artificial y obtener enormes beneficios. Sin embargo, para que el plan funcionara, necesitaban asegurarse de que el gobierno no interviniera. Para evitarlo, los dos magnates recurrieron a la influencia del cuñado del presidente, Abel Rathbone Corbin, quien actuó como intermediario en su intento de influir directamente en las decisiones presidenciales. No obstante, no funcionó. El presidente comenzó a sospechar de las intenciones detrás del inusual interés de su cuñado y decidió actuar. La intervención del gobierno, lejos de solucionar el problema, provocó un desplome y colapso del mercado.
La crisis hizo que muchos inversionistas perdieran fortunas enteras, llevando a innumerables empresas y ciudadanos a la bancarrota. Este día se bautizó como un símbolo de codicia y caos por haber dejado una huella indeleble en la historia económica del país, así como una demostración de cómo la manipulación del mercado podía desestabilizar a toda una nación —afectando tanto a las élites como a los ciudadanos comunes—.
De una crisis económica a una oportunidad comercial positiva
En la década de los 80, los comerciantes minoristas decidieron darle un giro positivo al denominado «Black Friday». El color negro, asociado al caos, pasó a ser el símbolo de las ganancias. Antes de Acción de Gracias, muchas empresas enfrentaban dificultades económicas, incluso deudas. Sin embargo, el viernes posterior a la festividad representaba un punto de inflexión. Este día, las ventas masivas generaban un aumento significativo en los ingresos, lo que permitía a las empresas pasar de números rojos a números negros —ganancias—.
Este nuevo enfoque financiero permitió transformar la percepción del término y adaptarlo a un contexto más optimista. El Black Friday pasó a ser una fecha donde los consumidores vieran una oportunidad para ahorrar y los minoristas la aprovecharan como el inicio del periodo más lucrativo del año. Con el paso del tiempo, dejó de ser únicamente un fenómeno estadounidense y se expandió a otros países, convirtiéndose en un día global de consumo.
























