Día triste para todos aquellos vigueses y viguesas de cuna que reconocen como propio el patrimonio histórico y cultural de la ciudad y, más concretamente, del Casco Vello de Vigo.
Uno de sus principales elementos y señas de identidad como es el Paseo de Alfonso XII está siendo desmantelado, al menos en una parte, y con él sus característicos e icónicos querubines, los angelotes pétreos que de espaldas a la Ría sostienen -o sostenían más bien- en una forma cúbica el escudo de la ciudad y de Galicia sobre los pilares que, junto a la balaustrada, las barandillas de hierro y las farolas de la fábrica ‘La Industriosa’ de la familia Sanjurjo, forman parte del gran mirador urbano del centro de Vigo.
Este miércoles se hacía efectivo ya el desmontaje de una de estas primeras figuras, diciendo adiós a su lugar original, el que se eligió allá por el año 1919-1920 -hace más de 100 años- para colocar las piezas escultóricas realizadas por el maestro cantero Camilo Fernández Correa, conocido como “O Roxo”, formado en la Escuela de Artes y Oficios.







Y así se quiso para que las cuatro parejas de querubines formasen parte como elementos singulares de la mejora que hace ya 150 años -en el 1875- comenzó en el Paseo de Alfonso XII para dar paso al conjunto patrimonial, cultural e histórico que es ahora mismo pero que, pese a encontrarse dentro del ámbito de protección del Pepri Casco Vello y catalogado como BIC, nada ha impedido que llegue al momento de agresión patrimonial actual.
«Es el Vigo de siempre», como lo definió a VIGOÉ Manuel Sanjurjo, cuarta generación de la familia propietaria de la fundición viguesa ‘La Industriosa’, de donde procedieron la barandilla de hierro, las farolas y la valla que rodea al centenario Olivo para formar parte del gran mirador urbano que, a día de hoy, se ha convertido en punto de encuentro por excelencia para locales y visitantes.
Pero el «Vigo de siempre» parece no importar ante el avance de lo que será la completa retirada de la balaustrada-mirador que se encuentra más cercana a Pi y Margall y dentro del ámbito del perímetro de las obras de Barrio do Cura, que avanzan notablemente para contar con un gran ‘macrocomplejo’ residencial al alcance de solo unos pocos.
«De eso no va a quedar nada», «solo me entran ganas de llorar», «es Patrimonio de todos»… decían los vecinos y vecinas de la zona que, atónitos -algunos incluso se echaban las manos a la cabeza-, veían desde la rúa Poboadores o acercándose al amplio vallado montado, como los operarios de la empresa encargada de realizar el desmontaje retiraban ya uno de los icónicos querubines sujetados por una grúa desde la zona de la obra.
Y como bien quería saber una vecina, sin supervisión patrimonial del Concello, como así se lo aseguraron los trabajadores de la empresa. «Esto es de todos y nos lo quita una empresa privada», señalaba visiblemente molesta tras haber preguntado también en el Ayuntamiento qué iba a pasar con las figuras y elementos patrimoniales catalogados y si alguien iba a controlar el desmontaje.
La respuesta del Ayuntamiento -a través del 010- fue que presentase la queja por registro tras no obtener suerte y no la atendiesen en Patrimonio y que nadie le diese explicaciones a sus preguntas.
Con todo, Vigo vive -una vez más- una agresión a su historia y a sus símbolos de identidad sin saber a ciencia cierta qué pasará con ellos, a dónde llevarán las tradicionales e históricas figuras y, sobre todo, si las van a reponer a su estado y ubicación original.
Al menos, por ahora, estas preguntas no tienen respuesta por parte del Ayuntamiento a pesar de haberlas cuestionado este mismo periódico así como la Asociación Vigo Histórico o el grupo municipal del PP de Vigo.





















