Bajo el cielo otoñal de la ría de Vigo, el superyate Anawa ha atracado hoy en Marina Dávila, un titán moderno que fusiona aventura y opulencia. Este buque de 62 metros, primera joya de la serie SeaXplorer de Damen Yachting, no es un yate cualquiera: es un explorador de los confines del mundo, propiedad del magnate brasileño Jorge Paulo Lemann, cuya vida entre canchas de Wimbledon y la cima de Burger King lo ha convertido en una leyenda viva. Procedente de Funchal, el Anawa no solo capta la atención de los aficionados a los barco de la ría; redefine el lujo náutico.
Un pionero de los mares
Botado en 2020 por el astillero holandés Damen Yachting, el Anawa es el buque insignia de la serie SeaXplorer, una línea que reinventa los superyates como máquinas de exploración sin renunciar al refinamiento. Con 1.850 toneladas brutas, 62 metros de eslora y 12,8 de manga, su diseño evoca a un buque oceanográfico: una proa vertical afilada, capaz de surcar aguas antárticas o tropicales, y un casco reforzado que desafía las tormentas más feroces. Sus dos motores Caterpillar C32, que alcanzan 16 nudos, impulsan un navío que acomoda a 12 huéspedes en 6 camarotes de ensueño, atendidos por 20 tripulantes. Pero su rasgo más singular es su helipuerto y hangar para un helicóptero Helibras 350, una puerta al cielo que permite a Lemann explorar desde glaciares remotos hasta atolones vírgenes en un abrir y cerrar de ojos.
El interior, obra del diseñador Carlo Torre de Monaco Yacht Temptation, es un completo secreto aunque ha transcendido que combina maderas cálidas, tonos marinos y tecnología de vanguardia, creando un oasis de suntuosidad flotante que destila elegancia. Con un coste estimado de 100 millones de dólares y un mantenimiento anual de 10 millones, el Anawa es más que un yate: es un manifiesto de sostenibilidad, con sistemas de bajo consumo y materiales ecológicos que reflejan la visión de Damen por un lujo responsable. Frente a los yates convencionales, anclados en el glamour de Mónaco o Miami, el Anawa se atreve a navegar donde otros no llegan, desde fiordos noruegos hasta arrecifes del Pacífico, con la autonomía de un laboratorio marítimo y la comodidad de un palacio.
De las pistas de tenis al olimpo financiero
El Anawa lleva la impronta de su dueño, Jorge Paulo Lemann, un empresario cuya vida parece sacada de un guion épico. Nacido en Río de Janeiro en 1939, este brasileño de raíces suizas conquistó primero las canchas: graduado en Harvard, brilló en Wimbledon, el US Open y la Copa Davis en los sesenta, mostrando una tenacidad que luego trasladaría a los negocios. Como cofundador de 3G Capital, Lemann orquestó adquisiciones que redefinieron la industria global: Burger King, Heinz, Kraft y Anheuser-Busch InBev, con alianzas junto al legendario Warren Buffett. Su fortuna, estimada en 17.000 millones de dólares, lo sitúa como el hombre más rico de Brasil, pero su legado trasciende los números: su Fundación Lemann impulsa la educación en su país natal, demostrando que el éxito puede ser un motor de cambio.
El Anawa no es solo un capricho; es la extensión de la visión de Lemann, un hombre que ha conquistado cumbres deportivas, financieras y ahora marítimas. Desde su base en Suiza, usa este superyate para explorar destinos inhóspitos con la misma audacia que aplicó a sus inversiones, llevando consigo a familia y amigos en travesías que combinan aventura y filantropía.
Marina Dávila como escenario de élite
El atraque del Anawa en Marina Dávila, con vistas a las Cíes y servicios de primer nivel, eleva a Vigo como destino predilecto para los yates más exclusivos del Atlántico. La presencia de este explorador de lujo añade un brillo singular. Los curiosos que pasean por el puerto no solo ven un barco, contemplan un símbolo de innovación que conecta la tradición naval viguesa con el futuro de la exploración global. Mientras el Anawa descansa en la ría, su helipuerto apunta al horizonte, recordando que Vigo no es solo un puerto, sino un punto de partida para sueños que surcan los mares.