Hace un tiempo tuve la oportunidad de pasar una breve estancia en la capital de Vizcaya. De pequeño recuerdo que haciendo turismo en la zona ibas a San Sebastián pero no a Bilbao, porque era una ciudad muy negra y poco agradable.
Hoy Bilbao es una ciudad a la que han dado la vuelta como a un calcetín, y ya es uno de los grandes destinos turísticos de España, gracias a los cambios que sus alcaldes le han practicado.
Y en cuanto a moverse por la ciudad (y alrededores) es muy fácil gracias a una tarjeta de bono-transporte que engloba a Metro Bilbao, Bilbobús, Tranvía, Euskotren (para Vizcaya y Guipúzcoa), Puente Colgante y también da servicio a un par de funiculares de la zona. Y Bilbao en esto no es un caso aislado, porque un sistema muy similar de transporte/movilidad se puede disfrutar en otras ciudades españolas.
En Vigo, sin embargo, la realidad es muy otra. Para empezar no existe un sistema de transporte de cercanías como existe en la capital vizcaína, donde todas las localidades de la ría del Nervión están comunicadas por Metro.
En Vigo, hace muchos años, disfrutábamos de un servicio de cercanías limpio, que comunicaba la ciudad con Porriño y con Val Miñor, pero llegó un alcalde, del que prefiero no acordarme, y simplemente se lo cargó.
En noticia reciente hemos podido saber que : «El Gobierno prevé tener listo este año el estudio para implantar un servicio de Cercanías en Vigo». Esto puede tardar un tiempo, pero cuando se lleve a cabo (si se lleva) tampoco tendremos una (sola) tarjeta que permita pagar el bús local, el bús metropolitano, el tren de cercanías y el transporte público de Ría.
Cuando un servicio cómodo para moverse los ciudadanos existe en otras ciudades y no en la nuestra es que hay algo que los vigueses estamos haciendo mal.
Creo que estamos demostrando que, al menos en este aspecto, no tenemos muchas luces.