Cada vez hay más voces en todo el mundo civilizado en contra del genocidio de Palestina. Lo que está ocurriendo en Gaza no es una guerra, es una matanza cruenta encaminada a exterminar a toda la población de Palestina para vengar los enfrentamientos de quienes se defienden de la ocupación, y para hacerse con unos territorios que permitirían expansionarse a Israel y llevar a cabo el gran negocio de la transformación en infraestructuras turísticas.
Palestina aún no está reconocida como estado y, por lo tanto, no tiene un ejército oficial para defenderse y cualquier acción similar es considerada terrorista. De cualquier modo, y aunque todas las acciones violentas son reprochables, no hay comparación entre los actos armados y violentos de unos y de otros; la desproporción es absolutamente manifiesta y los israelitas están haciendo con los palestinos lo equivalente que hicieron con ellos los nazis: un exterminio, es decir, un genocidio.
Para quienes no quieren reconocer esta insostenible situación, ya sea porque no tienen o no les queda humanidad, o porque tienen tendencias políticas acartonadas y aún siguen utilizando eufemismos, conviene recordar cómo define genocidio la RAE (Real Academia Española): “Genocidio: exterminio o eliminación sistemática de un grupo o humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad”. Sinónimos: “exterminio, etnocidio, exterminación, holocausto, pogromo, matanza, masacre.” Está claro que lo que acontece en Gaza es un genocidio, sin más.