El Concello de Vigo ha puesto en marcha toda la maquinaria municipal para llevar a cabo la reforma y recuperación de los emblemáticos locales comerciales de la calle Carral, los que se encuentran «empotrados» bajo la calle Laxe, de modo que la actuación prevista contempla también la humanización de este ámbito con el objetivo de ofrecer una nueva imagen que cambiará por completo la histórica entrada al Casco Vello desde el Náutico.
De hecho, el propio equipo redactor del proyecto, el estudio de arquitectura vigués Alfredo Sirvent -que ya se encargó de la propuesta para la nueva plaza del Paseo de Alfonso-, así lo establece en el proyecto que presentó en Praza do Rei y que obtuvo su aprobación el pasado mes de agosto. «Se pretende crear un gran salón urbano, una puerta digna de acceso al casco histórico de Vigo», define el arquitecto sobre la actuación que propone para humanizar esta preciada calle viguesa, que todavía conserva en su ascenso desde Cánovas del Castillo una de las escasas y centenarias farolas de la fundición artística de Sanjurjo -de los años 1920-, casi a imagen y semejanza de la que se encuentra en Praza da Constitución.
Así, los icónicos locales de la calle Carral, comprendidos entre los números 27 al 41, forman parte del paisaje urbano vigués prácticamente desde el siglo XIX, «habiendo adoptado diferentes formas y configuraciones a la largo del tiempo, con actuaciones de diferente fortuna», señala el redactor del proyecto, puesto que sus últimos moradores fueron la mítica Barbería Carral -trasladada a Cánovas del Castillo- o la histórica tienda de maquetas de barcos de Enrique Font.
Poco a poco estos negocios fueron desapareciendo, dejando estos espacios completamente vacíos y abandonados y sirviendo, simplemente, para ser uno de los mejores lugares donde pegar carteles, pasando a formar parte, así, del feísmo de la ciudad que cualquier visitante y local se encuentra en puntos concretos del centro de Vigo.
Una actuación «doble»
Pero ahora esa imagen mudará por completo. Y es que el proyecto de Sirvent pretende reformar los locales y humanizar la calle Laxe. Dos actuaciones diferentes pero que tienen mucha relevancia entre sí y una «doble relación con el entorno». De hecho, lo considera una «parte indisoluble» del centro histórico de Vigo en donde «una no se entiende sin la otra dada su mutua vinculación constructiva y visual».
Y así, para ejecutar la obra en este «ámbito de alto valor urbano que es necesario acometer de manera unitaria», se prevé un presupuesto de ejecución material de casi 650.000 euros y un plazo de ejecución de 5 meses.
La propuesta pasa por reformar los 8 locales comerciales, que suman una superficie total construida de 314,69 m2, ejerciendo de «zócalo inmaterial» bajo la calle Laxe, que se relaciona con la vía inferior «de un modo directo y activo» de modo que la calle «parece atrapar» -define el arquitecto- «parte del espacio original de los locales y estos parecen cederle su espacio», dice.
De ahí la doble actuación ya que, por otra parte, busca «limpiar» la superficie de la propia calle Laxe de todos los elementos que componen el mobiliario urbano y los «parasitarios» del mismo que, según se establece en el proyecto, «han surgido espontáneamente de manera incontrolada». En definitiva, una nueva «reconfiguración» del espacio público urbano «ordenando» los usos que existen a día de hoy.
Fachada con «una piel de dos materiales»
Con todo, se busca «solucionar parte de los problemas constructivos» de los locales que «adolecen» de patologías que se asocian a las humedades que derivan del envejecimiento de los materiales y por las antiguas y «deficitarias» soluciones constructivas de antaño.
Tras actuar en los mismos, el programa previsto plantea una planta baja a nivel de calle, constituyendo fundamentalmente un uso de almacenamiento u otras funciones puntuales y temporales que tendrá que definir el Concello. En este caso, el proyectista plantea como posibles alternativas las de oficina de información, turismo o similares pero descarta por completo un «uso asignado, ni para venta ni para arrendamiento» ya que, como matiza, «no se consideran idóneos para el uso que venían desempeñando».
Y teniendo en cuenta el actual estado de «semi abandono y semi ruina interior», ofreciendo así una «mala imagen urbana de cara a la ciudad», Sirvent propone una «intervención radical» que transforme» los espacios y su relación con la calle poniendo el foco, sobre todo, en el plano de la fachada que la conforma como un «cerramiento acabado con una piel de dos materiales«.
Es decir, dará la sensación de un plano quebrado y doblado -acristalado- que se resuelve de dos tipos. Una primera parte de la fachada, que actuará como zócalo y estará en contacto con el suelo, se completará con contras y puertas camufladas cuando los locales estén en uso. Se resolverá con una solución bicolor que ofrecerá «una imagen rica y cambiante del frente urbano».
Mientras, la segunda ‘piel’ se centrará en el contacto con la cornisa existente con el objetivo de «enfatizar la iluminación lineal» de la parte superior. Y los espacios cóncavos que se generan resuelven así los nuevos accesos a los locales, que estarán «arropados» por unos bancos adosados a la fachada para ofrecer espacios de pausa y descanso.
Con todo, para llevar a cabo todo ello será necesario ejecutar la demolición parcial de los actuales locales.
Un solo carril en calle Laxe
Mientras, en lo que respecta a la actuación en la calle Laxe, la propuesta técnica busca que «aparezca» el espacio urbano. De este modo, redefine la superficie de la calle con una «alfombra» de losas de granito, incorpora nuevo mobiliario urbano con «carácter funcional y contemporáneo» además de reordenar el tráfico, prohibiendo aparcar en toda la calle y «disponiendo un tramo concreto con un único carril de circulación restringida, lenta y accesible mediante control», apunta el arquitecto.
De este modo, y teniendo en cuenta la gran pendiente de la calle, una de las cuestas más históricas de la ciudad, se propone la creación de tres elementos que «horizontalizan una porción de suelo para poder hacerlo practicable», algo similar a las actuales terrazas que usan los bares y restaurantes de la zona pero que, según el proyecto, se ampliarán puesto que solamente se dejará un solo carril de circulación restringido para vehículos.
Será en esta zona donde se integrarán los «usos espontáneos» de las terrazas, con pavimento de madera, además de instalar bancos, vegetación ornamental e iluminación ambiental. «Se concentran e intensifican todos estos usos en un solo elemento, liberando el resto del espacio de la calle», reza el proyecto.
Por último, la humanización se completará con la plantación de una serie de cinco árboles -dos Arce Campestre y tres Prunus Serrulata Kanzan- a lo largo de la calle para arropar los módulos de las terrazas y el recorrido de la misma calle. Dichos árboles, apuntan en la propuesta, «se situarán en los huecos posibles dada la situación de los locales de la calle Carral y fuera de la posible circulación rodada».
Control arqueológico
Así, y como la obra a ejecutar se lleva a cabo en el entorno urbano de la zona histórica de Vigo, constituyendo un elemento de gran valor patrimonial y de calidad desde el punto de vista ambiental, precisará de cautelas arqueológicas. De hecho, desde el propio departamento de Patrimonio Histórico se dio el visto bueno a la actuación, salvando también el ‘ok’ del mismo departamento en la Xunta de Galicia, pero con la condición de realizar una intervención arqueológica que requiere sondajes manuales previos en las propias calles y en el interior de los locales.
Es más, los técnicos municipales «no descartan» la posibilidad de que en el interior de los locales puedan aparecer tramos de la muralla defensiva de Vigo tanto en las paredes traseras como en el suelo, por lo que advierten del «excesivo cuidado» a tener en cuenta a la hora de tratar las paredes que, como apuntan, «deberán efectuarse bajo control arqueológico».
Además, añaden que, en el caso de localizarse lienzos de la muralla en las paredes de los locales se tendrá que hacer un estudio de paramentos murales.
Por último, dejan claro que durante el periodo de las obras, se tendrán que ejecutar bajo control arqueológico.
Primeros trabajos, inminentes
Y así lo hará el Concello de forma inminente con los primeros trámites y trabajos arqueológicos que tiene que llevar a cabo para poder continuar con el verdadero proceso administrativo de ejecución de la obra y que pasa por la licitación de la misma, procedimiento que todavía no ha salido a la luz, y que es el inicio para poder contar la obra real y efectiva.
Por lo de ahora, solamente ha dado pasos para contratar los sondeos arqueológicos previos solicitados por los técnicos municipales de Patrimonio Histórico al mismo tiempo que ya tramita un contrato menor para vaciar y limpiar los propios bajos comerciales, actuación necesaria para realizar dichos sondeos. Primeros trabajos que se espera sean inminentes.