Un festival colosal se vivía en la pequeña villa portuguesa mientras en Castrelos los vigueses disfrutaban del flamenco pop de la cordobesa India Martínez y de UB40 featuring Ali Campbell (que por cierto, es la banda-b que montó su cantante original tras separarse de los UB40 en 2008, bajo tan esdrújulo nombre, para distinguirse del grupo madre y preservarse de posibles ataques legales, pues UB40 siguen en activo).
En Paredes de Coura el espectro musical era… otro: Franz Ferdinanz, Air, Vampire Weekend o Lola Young encabezaban un evento repleto de músicas inquietas, diversas y muy vivas. Un sueño para cualquier melómano desarrollado en una colina entre árboles y al lado del río que da nombre al pueblo.
1ª jornada, el triunfo del vampiro
El primer día dos brindó un concierto de esos que quieres llevarte hasta el fin del mundo como recuerdo. Antes de ese momento (sigan leyendo, lo contaremos) se disfrutó del pop independiente de Nilüfer Yanya, algo frío pero rebosando personalidad y calidad. Una de las figuras a atender en el actual panorama indie rock. Y MJ Lenderman pudo ser el primer nombre en sentar cátedra en el festival.
El guitarrista de la banda Wendesday ostenta su propia carrera en solitario, entre el indie y el rock de raíces clásicas, una suerte de Neil Young con derivas propias de Dinosaur Jr o Sonic Youth. Lenderman estaba claramente contento, “¿Es esta la mayor cantidad de gente para la que hemos tocado? Puede que sí, dejadme tomar una foto rápida para enseñársela a mi madre”.
Después tocaría la francesa Zaho de Sagazan, emocionada ante un público numeroso y entregado a su pop sofisticado. Y hubo más shows, claro (hasta doce conciertos por día)… Pero el acontecimiento fue, sin duda, el concierto de Vampire Weekend.
Los míticos autores de “A-Punk” (si no caes, te digo que la conoces, hasta por anuncios publicitarios, búscala) ofrecieron un portento musical de pop brillante, complejo pero a la vez fácil, adictivo, con un sonido mayúsculo en el que cada detalle de sus embriagadores composiciones se percibía con mayor nitidez incluso que en la grabación de estudio.
Al tiempo, el octeto liderado por Ezra Koenig ofreció un show ameno donde cada poco tiempo sucedía algo. Fue una apuesta embriagadora desde el principio, con el trío principal formado por Ezra Koenig, Chris Baio y Chris Tomson apareciendo frente a una gran pancarta con el nombre de la banda, interpretando su canción insignia, «Mansard Roof».
Cuando poco después cae el telón y aparece el poderoso octeto ante una gigantesca pantalla con proyecciones se desató una locura imparable: dos baterías, saxos, pianos, violín, guitarras eléctricas o acústicas y el bajo musculado de Baio ejecutando uno de los cancioneros más fascinante del siglo XXI. Vampire Weekend ofrecieron, lo digo ya, el mejor concierto del evento.
Porque son una de las mejores bandas del planeta y vinieron a Paredes de Coura a demostrarlo. Con creces. “¿Para alguien este es el primer concierto de Vampire Weekend?” preguntó Erza hacia el final del show. “¿Volveréis a vernos?”. El estruendo de los miles de emocionados asistentes evidenció que la banda acababa de meterse en el bolsillo a miles de asistentes.
2ª jornada, la emoción.
Más allá de la pluscuamperfecta demostración del grupo neoyorquino hay que señalar momentos álgidos en los cuatro días, dentro de un festival en el que caben, conviven y se alternan, el pop, el punk, la electrónica, la bossa, el folk, el dream pop y casi cualquier estilo que puedas pensar. Uno de esos momentos especiales fue el concierto de Lola Young la segunda jornada. Visiblemente emocionada por su poder de convocatoria, la londinense derrochó soul y pop demostrando ese poderío vocal por el cual se la compara ya con una versión renovada, acaso indie, de la mismísima Amy Winehouse. Triunfó, no solo con su hit viral “Messy” sino con un repertorio ejemplar en el que también destacaron adelantos de su próximo trabajo como “Not like it anymore”. Y antes que ella, de todo y casi todo interesante, especialmente la propuesta post punk de unos abrasivos Fat dog o el pop teatral de Perfume Genius.
3ª jornada, los raritos.
En la tercera jornada destacaron algunas de las propuestas más vanguardistas del panorama actual, como el rock-jazz-prog-salsa (y lo que surja) de Geordie Greep, plato de difícil digestión pero ejecutado con precisión; el hardcore punk de Lambrini girls, que montaron una fiesta salvaje en el escenario pequeño; el dream pop de Cassandra Jenkins, elegante; o el indie rock de Bar Italia a tres voces, contundente. El triunfo de la jornada (si merece la pena hablar de ganadores, y no de una experiencia inmersiva en diversas músicas de donde solo se puede salir revitalizado) fue para Black Country, New Road, banda que tras perder a su compositor y cantante supo reconvertirse.
El resultado de esta mariposa salida de la crisálida de una crisis obtuvo otra matrícula de honor en Paredes de Coura, expandiendo folk de ensueño, minimalismo repetitivo, música de cámara, rock febril y fragancias jazzy donde las tres voces de Tyler Hyde, Georgia Ellery y May Kershaw se intercalaban casi tanto como los instrumentos que cada miembro de la banda tocaba en cada canción. Hubo magia, suficiente para, con el crescendo de flautas en “Forever Howlong”, hacer enmudecer a un público que se podía contar ya por miles. Y eso no sucede en un festival todos los días.
4ª jornada, la multitudinaria.
El festival ha acreditado la asistencia de 120.000 personas en todo el festival. No puedo imaginar cuántas de ellas estaban en la cuarta jornada, que demostró el poder de convocatoria de los incombustibles Franz Ferdinand. Antes Air expandieron su electro pop cósmico, elegante pero quizá anti climático.
Sharon Van Etten & The Attachment Theory demostró carisma, las madrileñas Hinds entrega, y DIIV un rock ruidoso y atmosférico (shoegaze) a volumen poderosísimo, con precisión y en un espectáculo milimétricamente diseñado a través de la proyección de falsos anuncios publicitarios, críticas al capitalismo extremo y a la política estadounidense.
Y aunque pudo el suyo ser el concierto del día, todo el mundo parecía estar allí para ver a los de Alex Kapranos. Sobrios pero rebosando energía, con un Kapranos comunicativo (formulario también, “¡Puedo sentir vuestra energía!”… vale, sí…) y con un cancionero trotón que da un final de fiesta apoteósico ante miles de fans entregados.
Un no-cierre (la jornada se prolongó con dos bolos más, pero ya inevitablemente menores tras el baño de masas de los escoceses) que destaca además, para el público gallego y español que acudió, por descubrirnos un rico panorama pop luso: Terno Rei, Ana Frango Elétrico, Maruja, Linda Martini, Capicua o Memória de Peixe son algunos de los nombres portugueses que pudimos gozar en el Vodafone Paredes de Coura. Un año más, un festival de los que no se olvidan.