El tribunal considera acreditado que el sospechoso golpeó a la víctima “violentamente” en la cara con una botella o un vaso de cristal. Tras la agresión y el robo, el imputado se dio a la fuga y se refugió en una cafetería, donde fue detenido por agentes de la Policía Nacional, quienes recuperaron el teléfono móvil, que todavía tenía en su poder el condenado.
La Audiencia destaca que el acusado “miente” cuando niega haber estado en el lugar de los hechos, pues las cámaras de seguridad de un hotel lo sitúan en él. Los magistrados lo condenaron como autor de un delito de robo con violencia y uso de instrumento peligroso con la agravante de reincidencia, así como de un delito de lesiones con deformidad.
Además, le impusieron el abono de una indemnización de 4.337 euros al Sergas; y de 21.951 euros al perjudicado por las lesiones y las cicatrices en la cara que le quedaron como secuelas.