La ‘noticia’ llegó hasta el propio escultor, José Molares, que compartía en su muro de Facebook la publicación, que solicitaba la colaboración de los internautas para difundir lo ocurrido, aunque en ningún momento se confirmaba la existencia de dicho robo.
La propagación de los supuestos hechos llegó hasta los medios de comunicación. Alguno de ellos hasta se hizo eco del robo, aunque en realidad éste nunca existió. Según ha podido corroborar VIGOÉ, la figura se encuentra en un taller de reparaciones de la Autoridad Portuaria de Vigo. La historia es menos trepidante, pero la realidad indica que no hubo robo ni desaparición. Ni siquiera un acto vandálico.
La semana pasada responsables de mantenimiento de este organismo se percataron de que los anclajes de la escultura estaban sueltos y procedieron a su retirada para arreglarla. La obra continúa bajo supervisión de los operarios, que la devolverán a su ubicación original en cuanto esté lista.