La Liga se ha marcado el reto de diseñar al “jugador total”, ese que lo tenga todo. Y para confeccionarlo han tenido que tirar de Iago Aspas. No por sus golazos, sus vaselinas o su técnica sino por algo mucho más importante: su “espíritu y corazón”. Lo que el celtismo conoce como “afouteza e corazón”, ese lema que hace dos años comenzó a presidir el exterior de la grada de Tribuna y que ha calado en el celtismo como un sentimiento.
El coraje de Aspas sería, según los votos de los seguidores de la Liga, imprescindibles para complementar la zurda de Messi, la pierna derecha de Cristiano Ronaldo y la cabeza de Aduriz, que también formarían parte de ese ‘pelotero’ que todo entrenador desearía tener. Mientras otros aportarían su calidad innata, el moañés pondría los valores propios de un futbolista que lo da todo por su equipo, defiende los colores que le fueron dados desde niño y besa o señala el escudo de su camiseta cuando marca. Los sentimientos, en definitiva.
De poco sirve deslumbrar por fuera con regates interminables si por dentro no se sabe respetar al rival. O desquiciar a los porteros con fuertes disparos si uno no es capaz de mantener la compostura cuando se dirige al público. Al “jugador total” le hace falta espíritu, necesita “afouteza e corazón”. Valores y sentimiento.