El viernes por la tarde será cuando abra al público la muestra dedicada al trabajo de las mujeres palilleiras de Baiona. ‘Os labores de calceta, os encaixes de bolillos’ podrá visitarse desde las 16.05 horas, al igual que el resto de exposiciones organizadas con motivo de la Arribada (consultar el programa completo). Pero el fin principal de la nueva Casa do Reloxo será el de atender a los interesados en iniciar su proyecto de empredimiento y dotarles de un espacio.
En él, podrán instalarse empresarios autónomos o pymes que tengan como máximo una antigüedad de 42 meses desde su alta fiscal y, en el proceso de selección de proyectos, los técnicos del Consorcio de la Zona Franca -entidad que ha auspiciado el proyecto- valorarán que se trate de iniciativas vinculadas al sector turístico, marítimo o actividades lúdico-deportivas; que el equipo promotor tenga las capacidades suficientes para desarrollar correctamente el proyecto de empresa que presenta, o bien, que se trate de iniciativas de carácter innovador y de un modelo de negocio escalable. También se valorarán la generación de empleo cualificado y a aquellos proyectos que contribuyan a la dinamización del tejido empresarial del entorno.
Con una inversión en la obra de 950.000 euros, este vivero es el tercer centro de estas características que el Consorcio pone en marcha en la provincia y su rehabilitación ha conseguido devolver a Baiona un edificio histórico de 433 metros cuadrados que se distribuyen en 212 metros cuadrados de superficie para la planta baja donde se ubican los servicios de recepción, un área de coworking de 100 metros cuadrados y dos salas de reuniones; y en planta alta, en 211 metros cuadrados que acogen a seis oficinas de entre 16 y 19 metros cuadrados. La combinación de materiales de calidad y la utilización de medidas de bioconstrucción como calefacción por geotermia, suelo radiante y aprovechamiento de la luz natural, han dado como resultado un interior moderno pensado por y para el confort las personas que allí trabajen.
Piedra, madera y cristal son los materiales que se han utilizado en su recuperación, pasando de ser una ruina a ofrecer seis oficinas y 38 puestos de trabajo en un espacio común, salas de reuniones y servicios de técnicos de apoyo para el empleo y la creación de empresas.