Biólogo por la Universidad de Santiago y Licenciado en Economía por la Universidad a Distancia de Sudáfrica, trabajó en la Cooperativa de Armadores, fue director general de Finanzas y Control Financiero en el Parlamento Europeo y conselleiro de Pesca en dos etapas diferentes (1990-1993 y 2000-2005). Senador en su última etapa, aceptar ahora el reto de presidir el Puerto de Vigo.
¿Cómo definiría su aterrizaje en la Autoridad Portuaria?
Pues como dirían los ingleses, es caer en la cubierta y a correr (risas). No, es difícil, porque recogemos una entidad viva, muy bien llevada por mi antecesor y que dejó muchas cosas andando. Mi prioridad es que no se paralice nada. Es la maldición de las administraciones. Cuando alguien llega, todo se frena. No quiero que se frene nada y es un principio que debería ser sagrado.
El Puerto ha sido durante los últimos años una etapa de paso para los presidentes en busca de un salto político, ¿es su caso?
¡Con la edad que tengo, ya salto poco! Para mí es una estación término por razones evidentes de edad, puedo alargar un poco más, pero ya no mucho. No estoy para mucho futuro, tengo mucho más pasado que futuro. No me hace mucha gracia, pero es así.
También se suele utilizar el argumento de que el máximo responsable debería tener un perfil más técnico que político, ¿qué opina?
Ya, ¿técnico en qué? Es decir, puede ser un ingeniero del puerto, pero quizás no conozca la pesca; un economista, a lo mejor no conoce las técnicas de construcción de muelles; un abogado… Creo que la política es gestión, estamos haciendo un flaco servicio cuando decimos que la política es una cosa y los técnicos son otra. La política es la vida, gestionar un país, para eso sí tienes que tener un cierto recorrido, estar acostumbrado a tomar decisiones y fijar prioridades, más que a cuestiones técnicas. Sí es bueno tener un cierto conocimiento de las cosas, por supuesto, pero nadie es experto en todo. Yo tengo cierta experiencia en el mar.
Y con la pesca…
Mar, pesca y más cosas, porque el mar es muy complicado, es la pesca, salvamento marítimo, relaciones internacionales…. Porque la pesca ha tenido que afrontar una serie de situaciones internacionales con un trasfondo muy profundo, la Unión Europea está presente, hay que conocer bien las instituciones. Además, hay otra faceta que es la de la economía, he trabajado en Política de la Competencia y he sido director general de Finanzas y Control Financiero en el Parlamento Europeo.
¿En qué situación está el sector pesquero vigués y qué se puede hacer desde el Puerto para mejorarlo?
Facilitar, apoyar, el Puerto pone las condiciones para que la pesca pueda desarrollarse en igualdad de condiciones. La pesca ha cambando muchísimo y, como decía un amigo durante la ponencia “Galicia 2012″: «Hay que pescar distinto». La circunstancia internacional ha obligado a instalarse con fuerza en países terceros, por lo que es una verdad a medias que la flota gallega haya disminuido muchísimo, porque la mayor parte de la flota congeladora está abanderada en otros países, pero siguen siendo empresas de capital español que benefician directamente a Vigo y a toda la región. Vigo era hace 30 años base de la flota pesquera y ahora es la gran potencia en industria de transformación de productos de pesca. No ha sido casual, hubo una política de la Xunta de la que se habla muy poco, yo la recuerdo porque participé y se transformó toda la industria con fondos comunitarios, generosamente, no fue por casualidad. Ahora, Vigo se mantiene y ha ganado la primacía en Gran Sol, que no lo era, era A Coruña, donde ha desaparecido. Por lo tanto, que se enteren los vigueses, que gracias a los empresarios y a una visión en su día orientada desde las instituciones a ir acumulando derechos de pesca y consolidando, Vigo mantiene número de unidades y es difícil crecer ahí porque las cuotas están limitadas, pero en pesca congelada es el principal tráfico, después vienen los coches. No podemos olvidarnos, Vigo produce empresarios de la industria de la transformación muy fuertes.
¿Y en el futuro, hacia dónde irá el Puerto?
El futuro sigue siendo ese y buscar sinergias. Aquí hay una iniciativa para captar tráficos de alimentos y el tráfico marítimo facilita la industrialización. Cuantas más líneas tengamos de todo tipo, más materias primas tendremos. Lo aprendí en Bruselas, me lo decían los del acero cuando visitaba la cuenca del Ruhr y las grandes acerías. Me decían que ahora ya no era competitivo porque antes las empresas se instalaban al lado de las cuencas mineras del cárbon. Ahora de ninguna manera lo es, ahora donde son más competitivas es en la costa, porque el acero se trae mucho más barato. Pasa lo mismo en la industria de la transformación y en Vigo tenemos mucha suerte, porque tenemos un puerto con un impacto ambiental muy bajo, es muy compatible con una ría limpia, unos fondos saneados, los que les voy a prestar mucha atención. Soy buceador, he hecho investigación y me tengo que preocupar porque los fondos estén limpios. Si puede haber nécoras en el puerto, que las haya… y que no las pesquen (risas).
¿El gran problema del puerto sigue siendo la falta de espacio?
Sí, hay que ser un poco audaz y aquí cuando uno dice que hay que hacer crecer el puerto le cae la del pulpo. ¿Por qué? Es que no podemos quedarnos cortos, porque si nos quedamos cortos ya no tiene arreglo en muchos años. Fue un error no hacer la ampliación que estaba prevista en el Arenal mis predecesores (Julio) Pedrosa y Corina Porro. Se hizo una mucho más tímida y ya se nos ha quedado corta. ¿Y ahora cómo lo arreglamos? Por eso hay que ir tres pasos por delante de la demanda, sin algarabías, sin escándalos, sin tonterías, sin esa política de “esto non”, “aquello non” y “todo non”. De verdad, creo que los gallegos y los vigueses tenemos que hacer una reflexión histórica de la maldición que ha supuesto para Galicia lo de “autopistas non”. Lo recuerdo muy bien, dijeron que no hacían la autopista porque había oposición y luego los que decían “autopistas non” pasaron a decir tonterías, como las que dijo el Bloque en su momento. Llegó a decir que era “unha navallada” en el corazón de Galicia”, que era una maniobra para el desembarco de tanques de la OTAN, unas tonterías de un calibre… pero pasaban a ser verdades «progres». Y Galicia lo pagó en desempleo. Esa acción contras las Celulosas en Pontevedra… es que Galicia necesita industrias, es que produce madera. ¿Es que vamos a ser tan tontos que nos dejemos autocolonizar? ¿Nosotros producimos materias primas y el valor añadido que se haga fuera? Y luego los “recheos non”, “esto non”, “aquello non”… esto es criminal. Y ni me voy a callar, ni me asusta, ya estoy mayor para estas cosas. Porque esto se paga carísimo, en falta de empleo y en falta de calidad de vida.
La Autopista del Mar ha fracasado en Gijón, ¿qué debe ocurrir en Vigo para que esto no ocurra?
Aquí tenemos la gran ventaja de Citroën, nace con buen pie, pero es una autopista que hay que consolidar y hacer crecer. No solo en el tráfico con Saint Nazaire, sino también procurar ir hasta Le Havre, nuevas líneas al norte de África y hacia América. Cuando tienes una línea potente, eso atrae a otros tráficos, como es el caso de Toyota. La actividad atrae actividad y eso es lo que quiere la ciudad de Vigo, porque a fin de cuentas el puerto solo es un sitio en el que se intercambian mercancías y donde se genera el valor añadido es en la ciudad. Por eso tengo tanta obsesión porque el vigués aprecie su puerto.
¿Considera factible que se ejecute el proyecto de la Xunta para construir el túnel de Beiramar?
No descarto nada, pensar no hace daño, ni dejar volar la imaginación. Es muy complicado técnicamente porque se paralizan las actividades portuarias, habrá que ver qué se hace, cómo y en qué tiempo. Probablemente es una obra para hacer por tramos.
¿Y llevar el tren hasta Bouzas sigue siendo una quimera?
No habrá una línea férrea por la que pasen los trenes a toda velocidad, pero facilitar el transporte, que se pueda hacer en condiciones especiales, programadas, por la noche. Si hay una demanda, hay que pensarla, se puede hacer. No es viable un tren que circule a todas horas, es complicado porque no hay espacio portuario.
MAÑANA, SEGUNDA ENTREGA DE LA ENTREVISTA CON ENRIQUE LÓPEZ VEIGA