A su llegada, el cuerpo municipal se encontró el domicilio cerrado con llave, lo que les obligó a entrar por una ventana. En cuanto la abrieron, percibieron un fuerte olor a gas, por lo que una vez dentro, sin activar ningún interruptor eléctrico y con mucha precaución, se dirigieron a la habitación donde se encontraba la residente del inmueble, que estaba en la cama, consciente y sin poder moverse debido a su discapacidad.
Una vez que se acercaron con las linternas a la cocina para desconectar la bombona, los agentes notaron un leve sonido de escape de gas y cómo uno de los mandos de los hornillos de la cocina estaba abierto.
A continuación, retiraron la bombona al exterior de la vivienda y abrieron todas las ventanas y la puerta para su ventilación. Poco después se personó una dotación de bomberos, que comprobó que en esos momentos ya no había peligro.
Al lugar también acudió una ambulancia medicalizada para valorar el estado de la mujer, que notaba picores en la garganta y le costaba respirar. El personal sanitario, no obstante, certificó minutos más tarde que ya respiraba con normalidad, por lo que no fue necesario trasladarla a un hospital.
La residente, de 31 años, explicó que cuenta con la ayuda de una auxiliar de enfermería, que se había ausentado de la vivienda sobre las 20:50 horas y que quizá se había despistado al cerrar el mando del hornillo.