Este testimonio fue reproducido por el concejal de Seguridad, Carlos López Font, quien también informó de los trámites llevados a cabo por el Concello de Vigo. La herida contó que se subió a la cabina de la atracción con el menor y a continuación bajó la barra. “Sentí un clic y di por hecho que estaba bien asegurada”, indicó. Como se suele hacer en estos casos, la persona con más peso se colocó a la izquierda y la de menos envergadura a la derecha, para que una no aplastase a la otra durante el viaje.
La mujer, además, confesó que desconocía que hubiese un cinturón de seguridad a disposición de los usuarios y que, por lo tanto, no lo utilizó. También aseguró que “ningún supervisor pasó por el lugar” para certificar que la barra estaba bien fijada.
Así, en la segunda vuelta del viaje, dicha barra se subió hasta la mitad y ella quedó “colgada por un brazo mientras la atracción subía y bajaba”, golpeándola “contra el suelo y la barandilla que rodeaba todo el perímetro”. Todo ello le causó varios traumatismos y una rotura de tibia y peroné en la pierna derecha. Mientras, el niño sufrió heridas leves.
Según argumenta el dueño de la atracción, la barra de seguridad se desenganchó sólo del lado izquierdo y el sensor que detiene el carrusel si se levanta esa barandilla de protección se ubica únicamente en el lado derecho. De aquí -esgrime- que la maquinaria no hubiese frenado automáticamente.