Al llegar al local, los agentes se entrevistaron con la responsable del establecimiento, que se encontraba con un chico de diez años. Ésta explicó que el menor había entrado en la cafetería contando que se había perdido y, por lo que averiguó posteriormente al preguntarle, posiblemente estudiaba en un colegio cercano.
Los policías contactaron con la escuela y comprobaron que el niño se encuentra bajo la custodia de un centro de acogida de menores. Desde el propio colegio se requirió a los educadores del centro de acogida, que se personaron haciéndose cargo del menor.
El chico se había enfadado con la cuidadora y aprovechando un despiste de esta mientras estaba con un grupo de niños logró escaparse.