La requirente solicitó a los agentes desplazados hasta el lugar que se llevasen al animal porque que sentía temor y no quería tenerlo en su domicilio. Según relató, la hija de su pareja era la propietaria del perro y se lo había dejado para que lo cuidase. Sin embargo, alegaba que tenía niños pequeños y tenía miedo del comportamiento del animal, un cruce de rottweiler y bóxer.
Los policías pudieron comprobar que el can contaba con el correspondiente microchip e intentaron localizar a su dueña, pero ésta no respondió a las reiteradas llamadas telefónicas que efectuaron los agentes, por lo que finalmente procedieron al traslado del perro a la protectora.
Además, se informó a la mujer que solicitó el servicio policial de que se adoptarían las medidas pertinentes para determinar su posible responsabilidad por haberse hecho cargo de un animal potencialmente peligroso sin contar con la licencia para ello.