Según ha informado la Comisaría de Vigo-Redondela, los hechos tuvieron lugar poco después de las 06:30 horas, cuando el 091 recibía la llamada de una mujer desesperada alertando de que su hijo estaba muy alterado y se negaba a tomar la medicación.
Una dotación que realizaba labores de prevención de delincuencia en la zona se dirigió al lugar y al llamar a la puerta una señora les informó de que su hijo se había encerrado con llave en la casa y se quería suicidar.
Inmediatamente, uno de los agentes empezó a hablar con él desde el otro lado de la puerta al tiempo que su compañero contactó con la sala operativa de la Policía Nacional para que pasaran aviso a los bomberos y al 061.
En cuanto los bomberos extendieron la escalera por el exterior y alcanzaron el balcón, los policías hicieron lo propio y accedieron al interior de la vivienda, desde donde vieron al hombre con diversos cortes en las manos y en el cuello. Además, comprobaron que tenía agarrado un cuchillo de grandes dimensiones.
Al verlos, se atrincheró en el fondo de una habitación al tiempo que les gritaba que no se acercasen o se cortaría el cuello. Mientras intentaban calmarlo y lo invitaban a dejar el cuchillo, llegaron varias patrullas policiales más, así como una dotación de la Policía Local.
Dado que el sujeto no quería colaborar y se negaba a darles las llaves del piso, uno de los agentes que estaba en el interior le indicó a los bomberos que procedieran a forzar la cerradura, al existir la posibilidad de que esta persona se autolesionara o pudiese lesionar a los policías.
Minutos más tarde, un agente de la Policía Nacional, una de la Policía Local y los médicos del 061 consiguieron abrir la puerta y entrar. Serían precisamente estos dos agentes quienes comenzaran a charlar con el hombre, que “blandía el cuchillo en actitud amenazante”, a la vez que poco a poco se iban acercando.
Tensión y riesgo
Después de “unos quince o veinte minutos” ambos habían logrado acercarse a unos tres metros de esta persona desde ángulos diferentes y uno de ellos le ofreció una botella con agua.
“En ese instante un tercer agente de la Policía Nacional que estaba escondido junto a la puerta le arroja un edredón para desplazarle las manos y evitar que pudiera clavarse el cuchillo, momento que la agente de la Policía Local y el agente de la Policía Nacional aprovechan para reducirlo contra el colchón y agarrarle los brazos”, relata la Comisaría en un comunicado.
El policía que había lanzado el edredón le arrebató el cuchillo y le sujetó las piernas el tiempo necesario para que los facultativos le pudiesen pinchar un calmante. Tras estos momentos de tensión el hombre fue trasladado hasta la ambulancia y de ahí acompañado por su madre y un indicativo policial hasta un centro hospitalario, donde quedó ingresado a la espera de recibir el alta médica.