“Conoce bien Vigo, ni siquiera hubo que explicarle dónde está el depósito de vehículos, enseguida recordó que era en la Avenida de Madrid”. Los agentes del Grupo Operativo de Apoyo (GOA) de la Policía Local de Vigo no se podían imaginar que el BMW al que le daban el alto en el Paseo de Alfonso era conducido por el hombre que está considerado policialmente como el enlace de los cárteles colombianos de la droga en España.
Eran poco más de las doce de la noche y la Policía realizaba uno de los controles habituales en el centro de la ciudad cuando dieron el alto a un conductor que infundó sus sospechas. Frío e impasible, tal y como lo definen los agentes, aseguró no tener carnet de conducir y mostró un permiso internacional.
Las primeras pesquisas policiales hicieron saltar la alarma. Los papeles eran falsos y tampoco portaba pasaporte, puesto que lo tiene retirado por la Audiencia Nacional con la obligación de presentarse todos los lunes en la sede madrileña del Alto Tribunal.
Pese a su insistencia en que se trataba de documentación legal, la Policía comprobó que el permiso era falsificado. Además, tampoco pudo acreditar la propiedad del vehículo, que figura a nombre de una ciudadana de Ucrania.
Finalmente, Nicolás Rivera fue imputado por delitos contra la seguridad vial, al carecer de carnet, y por falsedad documental. Además, fue informado de que el vehículo tan solo podrá ser retirado del depósito por la propietaria.
En el registro de su vehículo no se encontraron armas ni drogas, por lo quedó en libertad y el próximo jueves tendrá una vista rápida en los juzgados de Vigo para responder por ambos delitos. Habitual en la ciudad, donde tiene una vivienda y lugar en el que ya fue vigilado por la Policía, tiene su residencia en una lujosa urbanización de Pozuelo de Alarcón (Madrid).
La servilleta de la cafetería “Jamaica”
Paradójicamente el inicio del ocaso de Nicolás Rivera Gámez (Guadalajara, México, 1961) comenzó en Vigo hace ya casi una década. Concretamente en la cafetería “Jamaica” en la que se reunía con uno de sus socios para organizar el transporte de un gran alijo de cocaína en contenedores e introducirlo en Europa a través del puerto vigués.
En Argentina y Brasil vigilaban sus pasos y los del empresario mosense David Temes, juzgado y condenado posteriormente en Buenos Aires. Era el principio de la operación “Manzanas Blancas” y en todo el proceso fue fundamental la servilleta rota que Rivera Gámez olvidó en aquella mesa de la cafetería. Recogida por los agentes que los vigilaban, en el papel se encontraron las claves para desenmarañar la red que tejían.
Aquella operación permitió intervenir 3.600 kilos de cocaína en dos contenedores y desmantelar una de las mayores organizaciones de tráfico de drogas a gran escala entre Sudamérica y España que utilizaba el puerto de Vigo como una de sus principales vías de entrada.
Cinco años de prisión
David Temes Coto fue condenado a 20 años de cárcel en Argentina. Por su parte, Nicolás Rivera Gámez estuvo encarcelado en A Lama y posteriormente en León hasta que la Audiencia Nacional lo condenó a cinco años de prisión con la atenuante de confesión.
A la Policía le sorprendió el tren de vida que llevaba. Vehículos de alta gama, relojes de lujo, teléfonos de la marca más cara… todo en una urbanización en la que vivía junto a futbolistas como Cristiano Ronaldo o el entrenador Jose Mourinho.
Paliza de muerte
Su nombre volvió a aparecer en los periódicos en 2014. Fue cuando recibió una brutal paliza en un concesionario de coches de Majadahonda. Inconsciente, con la mandíbula y la nariz rota, los labios reventados y un ojo con serios daños en un episodio todavía sin esclarecer.