Desde la entidad han querido advertir “que nunca es ése el estilo o modo de proceder de la Iglesia Católica para recibir ayudas o donativos”, que en todo caso deben hacerse a través de los párrocos, de los responsables de la administración del Obispado o de quienes dirigen sus instituciones asistenciales y caritativas.
Además, añaden que cualquier persona que recibe dinero para la Iglesia siempre “deja constancia clara y transparente de las cantidades recibidas y de su destino”.