Una vez en el lugar, el dueño del ‘smartphone’ informó a la patrulla desplazada de que cuando estaba en una de las cantinas y se disponía a pagar unas consumiciones, se dio cuenta de que le faltaba su terminal del bolsillo.
Su pareja, que le acompañaba, le llamó por teléfono para intentar localizarlo y comprobó cómo dos mujeres que se hallaban a escasos metros ocultaban algo de forma sospechosa entre sus pertenencias. Además, el móvil daba tono pero alguien les colgaba de inmediato.
Ante la actitud de las mujeres, que abandonaron a la carrera el lugar procedieron a seguirlas. Poco después, ambas se detuvieron junto a otra mujer y a varios hombres. El requirente observó cómo una de las sospechosas llevaba su teléfono y se lo quitó de las manos.
Cuando la patrulla llegó al lugar, las presuntas autoras del robo estaban todavía en las cercanías. Según relataron a los agentes, se habían encontrado el teléfono y por ello consideraban que tenían derecho a quedárselo.
De repente, una de las sospechosas intentó fugarse del lugar pero fue interceptada por uno de los policías. Finalmente, ambas fueron arrestadas. El terminal objeto del hurto está valorado en 700 euros.