En la vivienda, la unidad se entrevistó con la reclamante y víctima, una octogenaria que declaró que su marido había estado consumiendo alcohol toda la tarde y que en un momento dado la había sujetado por los brazos para zarandearla violentamente y arrojarla contra la pared.
Visiblemente alterada, según informa el cuerpo municipal, añadió que sufre esos episodios desde que contrajo matrimonio pero que en la actualidad tenía más miedo a sus reacciones, dado que había aumentado el nivel de agresividad.
“La mujer se mostró reticente a formular denuncia por los hechos, a consecuencia de la dependencia emocional y económica respecto a su agresor, si bien finalmente decidió dar el paso”, informa la Policía Local, que acabó arrestando al acusado.