En ese momento, una patrulla fue requerida para acudir a esa vivienda ante el aviso de que se había producido un episodio de malos tratos. Ya en el lugar, los agentes fueron recibidos por un hombre de 48 años, hijo del presunto agresor, que contó a los policías que al llegar a casa de sus padres, donde se encontraban sus hijos menores de edad, su progenitor, con el que no tiene buena relación, se alteró y pegó un puñetazo en la mesa, tras lo cual su mujer lo intentó calmar.
A pesar de ello, el septuagenario reaccionó agarrándola con fuerza por los brazos, zarandeándola, sujetándola por el cuello y posteriormente tirándola contra la pared, todo ello en presencia de los niños.
A continuación, los agentes se entrevistaron con la víctima, que visiblemente afectada y entre lágrimas confesó que no es la primera vez que ocurren estos hechos.
Los policías apreciaron además marcas en el brazo derecho y en el cuello, así como la zona del escote enrojecida, motivo todo ello por el que procedieron a la detención del sospechoso.