Una vez en el lugar, desde las ventanas de un edificio unos vecinos señalaban hacia una pareja con un cochecito de bebé que se encontraba en la vía pública a escasos metros de los agentes que se habían desplazado hasta el punto.
En un primer momento se entrevistaron con el hombre, que confesó haber tenido una discusión con su mujer en el interior del piso de un amigo que tienen en común pero quitó hierro a lo sucedido aduciendo que habían tenido un desencuentro propio de una pareja.
A continuación, se entrevistaron con la mujer, quien “visiblemente nerviosa y llorosa”, según la Policía Local, relató que momentos antes discutió con su marido pero que en esta ocasión no la había agredido, si bien en otras ocasiones sí lo había hecho.
Los agentes observaron que presentaba parte de la cara y del ojo derecho enrojecidos, por lo que la cuestionaron al respecto. Sin embargo, ella se negó a contestar.
Los policías se entrevistaron a continuación con los vecinos que había llamado para alertar del caso. Según contaron, tras escuchar gritos y golpes procedentes de uno de los pisos, pudieron observar a través de la mirilla que una pareja con un carrito de bebé salía de una de las viviendas y que en el descansillo el hombre comenzó a agredir a la mujer propinándole numerosas bofetadas, zarandeándola por los brazos, golpeándole la cabeza contra el marco del ascensor y tirándola al suelo, donde continuó dándole puñetazos y patadas mientras el bebé lloraba de forma insistente.
La mujer se negó a ser asistida por los servicios sanitarios e incluso aseguró que no interpondría ninguna denuncia contra su marido. Con todo, la Policía Local arrestó al hombre.