A su llegada, los agentes desplazados se entrevistaron con una mujer, que relató que su marido tiene un problema de alcoholismo y que normalmente pasa las mañanas y las tardes en los bares, por lo que cuando regresa a casa suelen producirse discusiones entre ambos.
Además, declaró que las amenazas de muerte son habituales, tanto a ella como a la hija de ambos, y que en alguna ocasión su esposo había sumergido su teléfono móvil debajo del agua para que así no pudiera llamar a la policía.
El detonante de la alerta se produjo momentos antes, cuando el hombre regresó a casa completamente ebrio y tras una discusión le propinó varios manotazos en el muslo derecho a la vez que la amenazaba con ahogarla agarrándola del cuello si avisaba a la policía.
Poco después se presentó en el domicilio la hija, de 28 años, que corroboró a los agentes lo declarado por su madre. Según constató, nunca habían denunciado estas situaciones por miedo a las amenazas de su padre. Por todo ello, los intervinientes procedieron a la detención del varón.