El aviso partía de un establecimiento de reparación de vehículos, donde el propietario había requerido la presencia policial después de que un cliente le hubiese amenazado de muerte con un arma de fuego. Una vez en el lugar, los agentes se entrevistaron con el dueño, que señaló al individuo que le había atacado, que todavía se encontraba en el lugar.
Los efectivos desplazados solicitaron la documentación a este sujeto y a continuación le efectuaron un cacheo. Al no localizarle ningún arma realizaron un registro en su vehículo, donde hallaron en un cajetín debajo del asiento del copiloto una pistola de color negra con cachas de madera de la marca Umarex, modelo Napoleón 8 milímetros con un cartucho de fogueo en la recámara ya amartillado y siete más en el cargador.
El propietario del local contó que momentos antes se presentó dicho cliente en el taller, al que le había reparado su vehículo, reclamándole que se lo volviera a arreglar en ciertas piezas. Sin embargo, le avisó de que no le iba a pagar esta nueva reparación al entender que tenía que haberla hecho antes.
El dueño se negó a ello, por lo que el conductor sacó el arma y lo encañonó, al igual que a otro usuario que se encontraba en el establecimiento e intentó mediar en la discusión.
Por su parte, el sospechoso reconoció los hechos y confesó que “se me fue la olla”, debido a los inconvenientes que había tenido en el taller, ya que su coche seguía dando problemas a pesar de haber sido objeto de varias reparaciones. Ante todo ello, los agentes procedieron a detener al presunto agresor.