En 1968 desparecieron los añorados tranvías por una maniobra municipal controvertida que dio paso a los autobuses urbanos con una compañía llamada Vitrasa: “Viguesa de Transportes Sociedad Anónima”.
En pocos años los tranvías terminaron pudriéndose en las cocheras de la Praza de América, ya desaparecidas porque ahí mismo se inicia la Avenida de Castelao, y también en la estación de A Florida, también desaparecida, sin que nadie tuviera la prudencia de conservar uno solo de esos vehículos, puesto que el que se exhibe en las proximidades de lo que eran las cocheras no es de Vigo.
Durante años existió la mencionada compañía viguesa de transporte, Vitrasa, empresa viguesa en su mayoría, sin embargo, con el devenir de las diferentes corporaciones municipales —-de todos los colores—- y los numerosos avatares económicos, el caso es que en la actualidad esa compañía de autobuses que se encarga del transporte urbano en la ciudad de Vigo ni es de Vigo, ni es Gallega, ni siquiera es española. Sólo queda el nombre.
De unos años a esta parte, el Concello de Vigo subvenciona el transporte urbano mediante la tarjeta llamada PassVigo, que no deja de ser una inyección económica a la empresa con un dinero que no se cobra en los billetes, sino que se cobra en los impuestos municipales. Aún así las cosas, la empresa gana dinero, mucho dinero, porque si tuviera pérdidas reales enseguida se desharía del lastre.
Está claro que el transporte urbano de Vigo es rentable, seguramente muy rentable. Entonces, lo más lógico, si realmente se busca lo mejor para toda la ciudadanía de Vigo, aprovechando la finalización de la concesión, se debería recuperar la compañía para convertirla en una auténtica empresa de transporte municipal. Sin duda, Vitrasa saldría más barata para un bolsillo municipal que es de todos los contribuyentes. Y la plantilla, que no es tan grande, pasaría a engrosar la nómina municipal, y seguro, seguro, que no sería ninguna ruina, sino todo lo contrario. Y entonces no habría que inyectarle ninguna subvención y el precio saldría realmente al valor que le corresponde, y la ciudad de Vigo tendría el mismo servicio de transporte urbano y ahorraría, como dice el anuncio de Resines, sin más.


























