De unos años a esta parte, las instalaciones del llamado Vigo Vertical proliferan por toda la ciudad de Vigo. Ascensores, rampas y escaleras mecánicas han conseguido romper las barreras arquitectónicas en favor de la accesibilidad. Es preciso reconocer que han sido un auténtico éxito dentro y fuera de la ciudad. Sin embargo, el buen funcionamiento de ese tipo de infraestructuras conlleva necesariamente un mantenimiento regular, y eso es lo que ha comenzado a llevar a cabo el Concello de Vigo. En esta fotografía, tomada hace unos días, puede observarse a dos operarios municipales realizando tareas de mantenimiento en una de las rampas de la Gran Vía, unas de las más utilizadas. A pesar de la iniciativa en tareas de mantenimiento, se echa de menos una mayor diligencia en el arreglo de las averías para evitar las grandes incomodidades a la ciudadanía, ahora que todo el mundo se ha ido acostumbrando a esos dispositivos. Esto es lo que ocurre con el ascensor que comunica la Rúa Menéndez Pelayo con la Avenida das Camelias, que continúa inmovilizado desde hace muchas semanas y no se ha facilitado información de la fecha de puesta en servicio. No es lógico un retraso tan dilatado para algo tan imprescindible, ni siquiera por la falta de piezas de repuesto. Todos esos problemas debieran haberse previsto en el momento de realizar un proyecto que se ha pagado con dinero público. Alguien debiera dar explicaciones y asumir las responsabilidades.