Lo que muestra la fotografía es un aparcamiento arbitrario en la ciudad de Vigo. Realmente no molesta a nadie y el aprovechamiento del espacio aparenta muy ingenioso, incluso admirable, a pesar de esa señal tan elocuente; un mal menor. Sin embargo, en la ciudad de Vigo sí existen situaciones de aparcamiento que resultan totalmente inadmisibles.
En algunos cruces de calles —por ejemplo, Rúa Salamanca con la Rúa Zamora— es habitual que haya un vehículo en cada esquina; en algunas rotondas los coches ocupan toda la circunferencia donde hay bordillo —e incluso sin bordillo—, donde está específicamente prohibido aparcar y que dificultan las maniobras; por continuar con la enumeración, en algunas zonas habilitadas para la carga y descarga es habitual su ocupación por vehículos particulares; y así, un largo etcétera.
Y cualquiera dice algo, porque las personas protagonistas se incomodan y hablan como si tuvieran la razón, salvo que la autoridad pertinente tome cartas en el asunto, algo que aquí, en la ciudad de Vigo, no suele acontecer.
Por poner un ejemplo de situación contraria mencionaremos a la vecina ciudad de Pontevedra, donde nadie se atrevería a hacer nada de lo comentado, puesto que al poco rato la patrulla de la Policía Municipal detectaría la infracción, emitiría la correspondiente multa, la grúa municipal se llevaría el vehículo, y, entre el taxi para ir al depósito municipal, pagar la grúa y la sanción, la cosa sobrepasaría incluso los trescientos euros. Pero Vigo sigue siendo diferente en cuestión de respeto a las normas de circulación. Y nadie dice ni hace nada.





















