«Godetia» y «Lobelia», de Bélgica; «Admiral Cowan», de Estonia; «Hinnoy», de Noruega; «Talivaldis», de Letonia; «Bad Rappenau», de Alemania; «Schiedam», de Países Bajos, y «Grimsby», de Gran Bretaña. Son las ocho dragaminas de la flota de la Alianza Atlántica con unos 350 tripulantes, varios de ellos españoles, que este viernes fueron recibidos por la Autoridad Portuaria en el muelle de Transatlánticos.
A lo largo del jueves fondearon al abrigo de las Cíes, después de una travesía en la que también tocaron Rota, Tenerife o Madeira. Este sábado y domingo, de 14:00 a 16:00 horas, abrirán sus puertas para que todos los vigueses que lo deseen puedan visitarlos.
Gianni Vangaevel, comandante belga del “Godetia” (imagen de la derecha), explica la labor realizado durante el ejercicio de la OTAN en la que participaron 13.000 personas y 33 países. “Estamos contentos después de tres semanas de mucho trabajo, hemos luchado contra un gran problema que existen en el mundo”, aseguró Vangaevel respecto a la presencia de viejas bombas en aguas internacionales.
Peligro para la navegación
La misión de la flotilla consistía en localizar mediante el sonar las minas que fueron desplegadas durante la Segunda Guerra Mundial en aguas de toda Europa. A lo largo de este 2015, los barcos de la OTAN lograron retirar un total de 229 artefactos explosivos que se encontraban sumergidos y que se convierten en una amenaza ante la posibilidad de que se enganchen a las redes de los pesqueros o que salgan a la superficie.
La actividad en el muelle de Trasatlánticos este viernes era frenética. Durante su estancia en Vigo, la flota se aprovisiona y aprovecha para poner a punto sus barcos. Tripulantes fregando cubiertas, doblando banderas y revisando hasta el último tornillo del puente de mando. La presencia de los militares ya se dejó notar la noche del jueves en las calles de Vigo, puesto que varios de los dragaminas ya hicieron noche en puerto, y se incrementará a lo largo del fin de semana.
Al mando de la agrupación, desde el 22 de enero de este año, está el Comandante Peter Bergen Henegouwen, de la Marina Real de los Países Bajos, con quien Enrique López Veiga, presidente de la Autoridad Portuaria de Vigo, protagonizó el tradicional intercambio de placas.
Tripulantes de la flota cargan víveres en el muelle de Trasatlánticos.
López Veiga quiso así reconocer la «importante» labor que realizan las Fuerzas Armadas, al «garantizar la seguridad de nuestras aguas», por lo que invitó a la juventud viguesa «a que se acerque a conocer lo que es Europa y sus Fuerzas Armadas, en contraposición de esas otras mentalidades muy poco progresistas y pacatas que creen que el mundo empieza y acaba en uno mismo», lamentó.
«Valoramos mucho el trabajo que hacen a favor de la defensa de las costas europeas» ya que «en Europa hemos vivido con una falsa sensación de seguridad; las amenazas a la paz son desgraciadamente una realidad y los conflictos toman una forma confusa y deslocalizada. Los gallegos somos gente de mar y entendemos muy bien el riesgo potencial que puede provenir del terrorismo en su vertiente marítima, que si nadie vigila las rutas marítimas puede crear el caos con muy poco esfuerzo», aseguró.
Alto grado de coordinación
Durante su intervención, López Veiga valoró muy positivamente el «altísimo grado de coordinación» de esta Agrupación que, según indicó, «vienen de realizar unos ejercicios muy importantes», al tiempo que hizo gala de la «extraordinaria belleza» de la Ría viguesa, con un Puerto que calificó como «el mejor del mundo o, al menos, a la par con el de Rotterdam o el de Ostende».
López Veiga recibió a los comandantes de los dragaminas.
Según afirmó el presidente portuario, la política de defensa es una «política productiva y aunque en España no existe esa cultura de defensa, hay que ver sus cosas positivas y por ello haré lo que esté en mi mano para facilitarlo».
La elección de Vigo para realizar esta escala técnica no ha sido fortuita. Las condiciones sin igual de la Ría viguesa, con 14.000 hectáreas de aguas abrigadas, protagonizan de forma asidua escalas de este tipo. «Vigo es el mayor abrigo natural del mundo y por eso hay que mimarlo y cuidarlo medioambientalmente, para que se convierta en el puerto más verde de toda Europa, lo que acaba generando un gran atractivo que seguro apreciarán las tripulaciones que nos visitan», destacó López Veiga.