La Ría de Vigo vuelve a ser el epicentro de la atención marítima con la llegada del megayate Al Lusail, un palacio flotante de 123 metros propiedad del emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani. Aunque actualmente se encuentra fondeado en el idílico paraje de las Islas Cíes, la embarcación ha solicitado formalmente escala en el puerto olívico hasta el 21 de noviembre. Actualmente, el Al Lusail se mantiene a la espera de un hueco en la Terminal de Trasatlánticos, demostrando la complejidad logística que implica la recepción de estas infraestructuras flotantes, que ya visitaron Vigo en 2021.
Tamim bin Hamad Al Thani, el arquitecto del poder qatarí
El propietario del yate, Tamim bin Hamad Al Thani, no es solo un multimillonario; es el jefe de Estado de una nación que ha reescrito su destino en el mapa global. Desde su ascensión al trono en 2013, el emir ha demostrado ser un líder pragmático y visionario, orquestando una estrategia de diversificación económica y de soft power que ha blindado la influencia de Qatar más allá de sus vastas reservas de gas natural licuado (GNL).
Nacido en 1980, el emir Tamim se formó en la prestigiosa Real Academia Militar de Sandhurst en el Reino Unido, lo que le proporcionó una perspectiva occidental y un rigor institucional que aplicaría a la política de su país. Su mandato se ha caracterizado por la inversión estratégica a nivel global a través del Fondo Soberano de Qatar (QIA), que posee participaciones en empresas y propiedades icónicas que van desde rascacielos en Londres hasta equipos de fútbol de élite.
Al Thani ha utilizado el deporte y la cultura como herramientas diplomáticas: desde la financiación de la cadena de noticias Al Jazeera, hasta la organización del Mundial de Fútbol 2022, Qatar se ha posicionado como un mediador clave en conflictos internacionales. El Al Lusail, nombrado en honor a la futurista ciudad sede del Mundial, es una extensión de esta estrategia, un símbolo itinerante de la ambición y el progreso que el emir quiere proyectar a nivel mundial, convirtiendo cada escala en un evento diplomático y mediático.
El Al Lusail, una obra maestra de ingeniería y lujo
El yate, entregado en 2017 por los prestigiosos astilleros alemanes Lürssen, es una obra cumbre de la ingeniería naval moderna. Con sus 123 metros de eslora y 23 metros de manga, y un valor estimado que se dispara hasta los 500 millones de dólares, el Al Lusail es una ciudad flotante diseñada para la máxima exclusividad.
La innovación comienza con su línea exterior. El estudio británico H2 Yacht Design, liderado por Jonny Horsfield, concibió una silueta futurista inmediatamente reconocible, caracterizada por grandes fachadas de cristal que no solo ofrecen vistas panorámicas, sino que inundan de luz natural el interior. Este diseño rompedor, que combina un casco de acero y una superestructura de aluminio, proyecta una estética elegante y contemporánea.
En contraste con la audacia exterior, la firma March & White ha creado en el interior un universo de lujo atemporal y silencioso. Los espacios han sido diseñados meticulosamente con materiales nobles como mármol, maderas oscuras y tejidos de diseño. Un elemento central de este despliegue de sofisticación es el atrio central, que realza la sensación de amplitud y conecta las cubiertas, manteniendo un vínculo constante con el entorno marino.
La ostentación llevada al mar
El Al Lusail está concebido para funcionar como una residencia privada de máxima seguridad y confort en alta mar. Sus prestaciones técnicas le permiten alcanzar una velocidad máxima de 20 nudos y una velocidad de crucero de 17 nudos, con una autonomía que supera las 4.500 millas náuticas.
En sus múltiples cubiertas, el yate está equipado para albergar a 36 invitados en 18 camarotes de lujo, servidos por una tripulación de 56 personas.




En cuanto a las comodidades, la ostentación se manifiesta en cada detalle: el Club de Playa Extensible es una plataforma en la popa que se abre al mar y está equipada con barbacoa para el disfrute en la orilla. En el área de bienestar, dispone de un amplio spa, salón de belleza y un gimnasio completamente equipado. El ocio de élite se completa con varias piscinas interiores y una sala de cine de última generación. Finalmente, para la movilidad y el transporte, cuenta con un helipuerto en la cubierta de proa y un amplio garaje lateral que almacena todo tipo de juguetes acuáticos, además de dos limusinas acuáticas y una lancha D-RIB.
La espera del Al Lusail por un hueco en el muelle de Trasatlánticos, compartiendo espacio con los grandes cruceros, es una imagen poderosa: captura la ostentación y el peso geopolítico de la embarcación de lujo, representando el inmenso poder y la ambición de la realeza qatarí sobre el tablero mundial.


























