El puerto de Vigo acoge desde ayer por la tarde una visita inesperada y cargada de historia: el bergantín Eye of the Wind, un velero centenario que buscó refugio ante la mala meteorología en el Atlántico. Con sus imponentes velas rojas desplegadas como un símbolo de resistencia, el buque atrajo inmediatamente las miradas de paseantes y aficionados al mar, que pudieron en el muelle, convertido en una joya flotante del patrimonio naval.
Este navío, construido en 1911 en los astilleros alemanes Lühring de Brake, representa uno de los últimos ejemplos vivos de los grandes veleros tradicionales. Su eslora alcanza los 40,2 metros con bauprés incluido, y su aparejo de bergantín (con velas cuadras en el trinquete y cangreja en la mayor) le permite desplegar hasta 750 metros cuadrados de lienzo. Hoy opera como charter de lujo y educativo, con capacidad para 12 pasajeros en seis camarotes acogedores y una tripulación de 10 personas.
Un siglo de aventuras y resurrecciones
La trayectoria del Eye of the Wind es un relato de supervivencia. Botado originalmente como Friedrich, cambió de nombre en múltiples ocasiones: Merry, Rose Marie, Ursula, Sam o Fairmiles, entre otros. Sobrevivió a dos incendios devastadores y varios hundimientos parciales. En los años setenta, cuando estaba destinado al desguace, un grupo de entusiastas británicos y australianos liderados por Anthony “Tiger” Timbs lo rescató y lo reconstruyó por completo entre 1975 y 1979. Desde entonces, ha navegado por todos los océanos, cruzando incluso el Paso del Noroeste.




Su puerto base actual es Jersey (Reino Unido), pero su agenda lo lleva a destinos tan variados como el Caribe, el Atlántico Norte o el Báltico. Precisamente, el próximo 21 de noviembre zarpará desde Santa Cruz de Tenerife rumbo a Barbados en una travesía transatlántica de 30 noches, con solo siete plazas disponibles a un precio de 7.500 euros.
Estrella de Hollywood y misterio de las velas rojas
El Eye of the Wind no solo ha surcado mares reales, sino también las pantallas grandes. Apareció en producciones emblemáticas como Blue Lagoon (1980), con Brooke Shields; Tai-Pan y White Squall (que se tradujo al castellano como Tormenta blanca), dirigida por Ridley Scott. Estas apariciones lo convirtieron en un icono cinematográfico de la era dorada de los veleros.
Una de sus señas de identidad más llamativas son sus velas rojas, teñidas con tanino (un conservante natural extraído de cortezas de árbol) que las protege de la humedad y el moho, prolongando su durabilidad en travesías largas. Este tratamiento, heredado de prácticas tradicionales, confiere al buque un aspecto único y fotogénico, que resalta contra el azul del océano o el gris del temporal.



Una experiencia al alcance en Vigo
Mientras permanece en Vigo, el bergantín ofrece una oportunidad excepcional para acercarse a la navegación tradicional. No se requieren conocimientos previos: los pasajeros participan activamente en maniobras, izado de velas y guardias, combinando aventura con el confort de una gastronomía excelente y un ambiente marinero auténtico.
En un puerto habituado a gigantes modernos de cruceros, la llegada del Eye of the Wind recuerda que el mar sigue siendo escenario de historias épicas. Quienes lo visiten hoy (de momento desde la distancia que ofrecen los miradores y paseos de la ciudad) no solo verán un barco, sino un testigo vivo de más de un siglo de navegación a vela.





















