Atracado en el muelle de Trasatlánticos de Vigo hasta mañana, miércoles 17 de septiembre, el B.A.P. Unión se erige como un coloso de la navegación a vela que fusiona historia ancestral y modernidad naval. Este buque escuela de la Marina de Guerra del Perú, el mayor de Latinoamérica y segundo del mundo por dimensiones tras el ruso STS Sedov, ha cruzado el Atlántico en su Viaje de Instrucción al Extranjero (VIEX) 2025 para ofrecer a los vigueses una ventana al Pacífico sur. Con sus 115,7 metros de eslora y un desplazamiento de 3.400 toneladas, el Unión no es solo un navío: es un depósito vivo de la tradición marinera peruana, rememorando las expediciones incas por el océano y honrando la memoria de la corbeta Unión, que combatió en la Guerra del Pacífico bajo el mando del almirante Miguel Grau.
La llegada del buque a la ría, procedente de Dublín, ha despertado expectación en el puerto, donde su silueta de cuatro mástiles domina el horizonte engalanando tanto los días como las noche olívicas. Durante estos días, las puertas se abren al público (hoy de 10:00 a 18:00 y el miércoles desde las 09:00 hasta su partida), invitando a explorar no solo su estructura, sino el alma de un país que se define por su abrazo eterno al mar.
Orígenes en tierra firme, destino en los siete mares
La gestación del B.A.P. Unión se remonta a una aspiración centenaria de la Armada peruana por contar con un buque escuela a vela. En 1985, el Congreso peruano aprobó la Ley N.º 24094, declarando de interés nacional su construcción para formar a los cadetes de la Escuela Naval. Tras décadas de postergación, el proyecto cobró impulso en 2010, con el diseño conceptual, básico y de detalle encomendado a la ingeniería viguesa CYPSA (hoy Ghenova), que aportó su experiencia en veleros históricos como el HMS Victory. La quilla se colocó el 8 de diciembre de 2012 en los astilleros SIMA del Callao, en presencia del entonces presidente Ollanta Humala, y el casco fue botado dos años después, el 22 de diciembre de 2014. Finalmente, el 27 de enero de 2016, se comisionó oficialmente, con la ceremonia presidida por el mismo mandatario y el almirante Edmundo Deville.
Desde entonces, el Unión ha navegado más de 150.000 millas náuticas en seis viajes de instrucción internacionales, visitando 44 puertos en 17 países y rozando la vida de medio millón de personas. En su actual singladura, iniciada el 9 de mayo desde Callao, el buque (al mando del capitán de navío Juan Roncagliolo Góme) recorrerá 16.400 millas hasta noviembre, tocando escalas en Panamá, Estados Unidos, Reino Unido, Escocia, Dinamarca, Alemania, Países Bajos, Irlanda y España, antes de recalar en Matarani y regresar a casa. Vigo, con su herencia naval compartida, representa un vínculo especial: el diseño vigués del Unión cierra un círculo simbólico en esta travesía transatlántica.
Forjando carácter en las olas
Más allá de su imponencia, el corazón del B.A.P. Unión late en su rol pedagógico. Con una dotación fija de 155 marinos y 77 cadetes del cuarto año de la Escuela Naval, el buque completa la formación integral de futuros oficiales, inculcando no solo destrezas técnicas, sino valores como el temple, la disciplina y el liderazgo. Un buque escuela como este es la plataforma idónea para desentrañar los secretos del océano: las maniobras bajo vientos caprichosos, la navegación astronómica en aulas a bordo o las lecciones de meteorología y oceanografía en su biblioteca y plataforma informática.
La misión del Unión trasciende las aulas flotantes. Sus viajes de instrucción al litoral peruano y al extranjero fomentan la convivencia marítima internacional y contribuyen a la diplomacia del Estado andino. En cada puerto, el buque se convierte en un nexo de cooperación, reforzando lazos con marinas aliadas (como la española, con la que Perú mantiene entrenamientos conjuntos) y promoviendo acciones cívicas. Para los cadetes, estas singladuras son un rito de paso: 178 días en el mar que forjan carácter con el lema grabado en su escudo, Cudendum Character Nautarum («forjando el carácter de los marinos»), bajo la imagen del sol resplandeciente y las constelaciones de la Cruz del Sur y la Osa Menor.
Un gigante de las velas
Lo que distingue al B.A.P. Unión es su fusión de tradición y vanguardia. Aparejado como bricbarca de clase A (con trinquete y mayor proel de once y nueve velas respectivamente, mayor popel de otras nueve y mesana de cinco, más la bandera peruana flameante), despliega 3.402 metros cuadrados de vela que le permiten surcar los mares a 14 nudos. Su casco de acero, compuesto por 38 módulos, alberga un auditorio, gimnasio y espacios para maniobras navales, todo ello sin renunciar a la estética de un velero del siglo XIX.
Pero su singularidad máxima reside en el mascarón de proa: una imponente figura del inca Túpac Yupanqui, el «Inca navegante», inspirada en las crónicas de Pedro Sarmiento de Gamboa. Según el cronista, este soberano del siglo XV lideró una flota de balsas desde Tumbes hacia Polinesia con 20.000 hombres, regresando con tesoros exóticos. Con mirada firme y resplandor dorado, Túpac Yupanqui simboliza la osadía peruana, guiando a los marinos sin desasosiego por los confines del mundo. Este emblema no solo adorna la proa, sino que encarna la herencia precolombina de un Perú que, desde los 5.000 años de civilizaciones como Caral, ha mirado al Pacífico como cuna y frontera.
Un océano de cultura a bordo
El Unión trasciende lo militar para erigirse en embajador itinerante. A bordo, la «Casa Perú» despliega la diversidad del país andino: cerámicas nazca, textiles de alpaca, cafés de especialidad, cacao, superalimentos como la quinoa, y el destilado emblemático del pisco. Junto a exposiciones sobre el Amazonas, los nevados andinos y las playas encantadas de la costa, se proyecta una gastronomía de renombre mundial (del ceviche al ají de gallina) y una historia milenaria que invita al comercio y al turismo.
Más de medio millón de visitantes en sus travesías previas han descubierto esta geografía fascinante, y los vigueses tienen ahora la oportunidad de sumarse, antes de que el B.A.P. Unión zarpé hacia Panamá, dejando en la ría la imagen de sus velas y el aroma del café andino. El B.A.P. Unión recuerda que el mar se conquista con manos humanas y espíritus indomables. Su paso por Vigo invita a reflexionar sobre esa conexión entre hombres y horizontes lejanos.