Una parte de historia de la ciudad y del Casco Vello de Vigo se va, cada día que pasa, con los trabajos de la ‘macrourbanización’ de Barrio do Cura.
Esta misma mañana sin ir más lejos, y tal y como informó este periódico, los operarios de la empresa adjudicataria de la obra -la UTE conformada por Construcciones San José y DFR- se ‘comían’ buena parte del Paseo de Alfonso con un nuevo vallado, esta vez mucho más alto, de aluminio y completamente opaco -para que no se vea lo que pasa detrás- dejando inservible una parte de la balaustrada, la barandilla y las históricas farolas de la Fundación Sanjurjo así como dos parejas de los característicos querubines que, dentro de muy poco, abandonarán su ubicación.
Y tras ello, le ha tocado el turno ahora a otro inmueble del ámbito de la obra -el último de la calle Santa Marta- que albergaba la legendaria e histórica casa de comidas Casa Roucos. Yo lo avanzó VIGOÉ, el promotor inmobiliario tenía prisa y por eso instó al Concello de Vigo a desalojar a sus últimos inquilinos: los hermanos Sira y José Antonio Carrasco, que aguantaron hasta el último momento arrancando un acuerdo «justo» a la promotora residencial para que les dieran lo mismo que le quitaban y era suyo, esto es, los mismos metros de tres pisos de su propiedad en el número 6 de Santa Marta y mantener su histórico Casa Roucos con su «Capilla Sixtina». Y lo lograron.
Su restaurante reabrirá en la misma calle, justo en la esquina con Llorente, en cuanto las obras estén terminadas y bajo la propuesta del arquitecto vigués Alfonso Penela, que también firma el proyecto de Barrio do Cura y motivo por el que conoció a esta pareja de hermanos, su tradicional casa de comidas y su historia, la cual se ofreció a mantener en su futura y nueva localización en el barrio.
Lo que estaba claro que iba a llegar era el inicio del derribo. Los Carrasco lo sabían pero querían realizar la mudanza sin prisas. De hecho, les pidieron -a través de sus abogados- varios aplazamientos para poder sacar todas sus cosas: «Es un mundo hacer un traslado de los dos pisos y los bajos después de tantos años acumulando cosas y recuerdos», reconocía José Antonio a VIGOÉ.
Así fue hasta principios de este mes de noviembre, cuando acabaron de sacar todas sus pertenencias y teniendo ya encima un andamio desde finales del mes de octubre, que se colocó para proteger la zona y el propio edificio debido a las vibraciones y perforaciones que la maquinaria de las obras del futuro complejo residencial estaban produciendo en el ámbito más cercano a Llorente y Santa Marta.


Y estos días se ha dado un paso más con el inicio efectivo del derribo. De hecho, las ventanas de la fachada posterior del inmueble ya no existen mientras que los operarios se han ‘apoderado’ del interior del edificio donde, este mismo viernes, trabajaban a destajo para ir deshaciéndose -por dentro, al menos por ahora- de cada una de las plantas del número 6 de Santa Marta, que pasará a la historia dentro de poco.
Todo parece indicar que, del mismo modo que se hizo con el vecino número 36, el desmontaje se hará planta por planta y de forma progresiva hasta llegar al bajo que, desde el año 1953, albergó la mítica y cultural taberna, patrimonio vivo de la ciudad olívica y punto de encuentro de grandes personalidades, escritores y pintores a lo largo de estos años, tales como Laxeiro, Xosé Luis Méndez Ferrín, Bieito Ledo o Antón Pulido, entre muchos otros, que agrandaron la leyenda y trayectoria cultural y social de Casa Roucos y de su «Capilla Sixtina».
Tras ello, los trabajos avanzarán para levantar poco a poco las promociones de los edificios Lúa y Estrela puesto que Ardora, el más avanzado, ya ha tocado techo coronando así el primer hito de esta ‘macrourbanización’ de lujo que, según las estimaciones de promotora y alcalde Abel Caballero, tiene que estar rematada en el año 2028.
























