Este lunes la suerte decidió sonreír a Vigo con un premio que alivia presupuestos y enciende ilusiones. El sorteo de la Bonoloto celebrado el lunes 22 de septiembre dejó un acertante de segunda categoría (cinco aciertos más el complementario) en la ciudad olívica, que se embolsará 36.091,70 euros gracias a un boleto sellado en la administración número 18, La Divina, ubicada en el corazón de la urbe. La combinación ganadora, 08, 10, 13, 27, 36 y 49, con el 15 como complementario y el 4 de reintegro, no coronó a ningún afortunado con el bote de primera categoría, que asciende ahora a más de 1,3 millones para el próximo jueves.
Este premio, uno de los cuatro de segunda categoría repartidos en España –los otros en Torredembarra (Tarragona), Sevilla y Lloseta (Baleares)– inyecta un soplo de euforia en una ciudad que, entre la rutina laboral y el eco de las regatas veraniegas, siempre encuentra en la lotería un atisbo de fortuna cotidiana. La Divina, un establecimiento con aroma a tradición en el que los vigueses confían sus números desde hace décadas, se convierte así en el epicentro de las felicitaciones vecinales.
La Bonoloto, ese ritual accesible de la esperanza
Nacida en 1988 como una alternativa modesta a las grandes loterías estatales, la Bonoloto ha tejido su red de sueños con hilos económicos que invita a seleccionar seis números del 1 al 49, más un reintegro del 0 al 9, en sorteos diarios de lunes a sábado. Su encanto radica en la frecuencia y la cercanía: no es el derroche de un Euromillones, sino un capricho semanal que multiplica opciones sin vaciar bolsillos. En el sorteo del 22, la ausencia de ganadores de primer premio (que habría repartido un pellizco millonario) engrosa el bote, pero los premios menores, como este de segunda categoría, devuelven la ilusión a la calle, recordando que la suerte, caprichosa, a menudo premia la constancia.
En Vigo administraciones como La Divina son puntos de encuentro social, estos golpes de fortuna se celebran con la misma naturalidad que una empanada compartida. En un septiembre que despide el calor con lluvias intermitentes, el premio de La Divina llega como un rayo de sol en la ría. No es el millonario que cambia vidas de golpe, pero sus 36.091,70 euros bastan para un empujón vital: una hipoteca aliviada, un viaje postergado o simplemente la certeza de que la fortuna, esa diosa esquiva, ha guiñado un ojo a la ciudad.