Por primera vez en más de cien años, este verano no habrá fiestas en el barrio de Coia. La comisión de fiestas ha tomado esta «dolorosa» decisión este lunes en una reunión ante la postura del Concello que, por un lado, impide la instalación de las atracciones de feria y por el otro ha rechazado el plan de seguridad presentado por la organización. «Lo que nos piden es inviable», señalan.
La comisión de fiestas informará este miércoles en una rueda de prensa de su decisión, a la que ha llegado tras intentar alcanzar un acuerdo con el Concello, sin que fuese posible. «Hemos mantenido durante estas últimas semanas diez, doce reuniones», ha explicado Manuel Carrera, presidente de la comisión.
Carrera, que lleva vinculado 32 años a la organización de las fiestas de la Virgen de la Consolación de Coia, atribuye a la «actitud» del Concello la «difícil» decisión que han tenido que tomar cuando apenas faltan unos días para una de las celebraciones más importantes de la ciudad de Vigo, «a la altura de las fiestas de San Froilán o el Apóstol de Santiago», lamenta. La celebración estaba prevista para la semana del 4 al 9 de julio.
«Ni la dictadura de Franco pudo con ella. Es una verbena que tiene más de cien años y que nunca se dejó de celebrar, una de las más importantes de Vigo y de toda Galicia, pero en pleno siglo XXI han podido con ella», lamenta.
«Ha sido la decisión más difícil que he tenido que tomar en toda mi vida«, ha confesado Manuel, que describe la reunión de este lunes como dramática, con lloros, impotencia y mucha frustración por parte de personas que, recuerda, llevan un año entero trabajando para la organización de las fiestas. Y es que tras finalizar una, comienzan los preparativos de la siguiente, que en el caso de Coia conlleva un presupuesto que ronda los 150.000 euros. «La sensación es de impotencia», resume.
La ausencia de las atracciones de feria ha sido un golpe casi mortal para esta celebración, que depende –como la mayoría– de los ingresos que éstas reportan para poder acometer la programación, que incluye un importante desembolso en las orquestas, los fuegos artificiales o el alumbrado. «Las luces y el alumbrado los pudimos parar a tiempo, ahora tenemos que hablar con las orquestas que tenían comprometida la fecha», ha explicado. Son las orquestas más importantes de la comunidad, como Gran Parada o Panorama. Las populares Fillas de Cassandra, además, iban a leer el pregón.
Por ahora, la comisión no ha puesto cifra a lo que supondrá la cancelación, pero el presidente avanza que lo que está todavía en el aire supone un gasto de 100.000 euros. Y buena parte de esta cantidad se afrontaba con los ingresos por las atracciones, motivo por el cual esta comisión y las restantes de la ciudad han estado del lado de los feriantes, que rechazan el «veto» municipal.
El golpe mortal
El golpe mortal a las fiestas, en todo caso, ha sido la decisión del Concello de no autorizar la celebración. De hecho, este martes ha enviado un comunicado a los medios de comunicación informando de que el pasado viernes se le notificó a la comisión el informe desfavorable al plan de autoprotección presentado «por no reunir los requisitos mínimos para su tramitación ni aclarar varios de los aspectos básicos de la normativa vigente».
Según el comunicado remitido desde el gobierno local, «los técnicos municipales consideran que la documentación presentada por la comisión no es válida ni suficiente para poder autorizar la celebración del evento solicitado«.
Por ello, le ha dado a la organización un plazo de cinco días, contados desde el siguiente a la recepción de la notificación, el pasado viernes, para enmendar los errores de la solicitud. «De no hacerlo, procede dar por desistida la petición», señala el comunicado.
Tras este último varapalo, la comisión de fiestas ha decidido no presentar ninguna alegación y suspender la centenaria fiesta. «Lo que nos piden es inviable», indica Carrera, que no cree que haya marcha atrás por parte del Concello. «Acabo de salir de trabajar y tengo 43 llamadas perdidas, y ninguna es de la persona que me gustaría que me hubiese llamado», señala Manuel, que se muestra al mismo tiempo agradecido por el apoyo recibido durante estas horas.
Entre otras cuestiones «casi imposibles», solicitan acotar el recinto de la fiesta y aforarlo. «No podemos prohibir a nadie que entre en la fiesta», remarca.
«Estamos hablando de una superficie de 122.000 metros cuadrados, ¿qué esperan que hagamos, poner tornos?», ironiza.