Se trataba de personas con edades comprendidas entre los 23 y los 52 años, de franjas de edad “bastante repartidas” y que emplearon la medida con una “cadencia” aproximada de una vez cada hora. Cuatro de ellas se bajaron en Travesía de Vigo, una en la avenida de Buenos Aires y otra en Pi i Margall.
Caballero volvió a ensalzar la implantación de esta medida porque “da un plus de seguridad” y “merece la pena” ofrecer este servicio a las mujeres que lo pidan. Para solicitarlo, deben comunicárselo previamente al conductor del autobús y permanecer en la parte delantera del vehículo, para luego apearse por la puerta de entrada.
El regidor vigués destacó además que el mero hecho de anunciar una medida como ésta “es una llamada en contra del acoso”. “Que los acosadores sepan que están vigilados, que no les vamos a dar respiro”, añadió.