Quedarse dormido y llegar tarde a trabajar es algo que pasa. O que puede pasar. ¿Quien no conoce a alguien, tal vez a sí mismo, al que le haya pasado alguna vez? Ahora bien, el significado y las consecuencias de llegar tarde al trabajo pueden cambiar notablemente en función del lugar en el que trabajes.
Que se lo pregunten si no a los pasajeros del primer vuelo que cada día parte a las seis y media de la mañana desde Vigo con destino a Madrid, y que esta mañana se encontraron con una retraso inesperado porque a alguien se le pegaron las sábanas. Concretamente al encargado de llenar de queroseno el avión.
Lo anunció por megafonía a los pasajeros el propio capitán del vuelo: «Lamento informales que el señor que se encarga del combustible se ha dormido. Han llamado a un compañero que vive cerca del aeropuerto y en unos cinco minutos estará por aquí. Suena a broma pero es así. Lo sentimos…”.
Un periodista de ESPN que estaba a bordo del avión fue quien ha contado la anécdota en sus redes sociales. La ha contado con humor y mucho icono con lágrimas de risa. Afortunadamente la cosa no fue para rasgarse las vestiduras. A las 8 de la mañana escribió que el avión había aterrtizado sin mayores probelmas en Madrid.
También escribió: «Ya aterrizados en Madrid. El héroe dormido ha hecho historia. Saludos y buen día». Ya se ve que no hace falta una tormenta bíblica para que acaso lleguemos tarde a nuestro destino. Muchas veces bastan cuestiones bastante más terrenales.