Cada 1 de enero, los usuarios de la AP-9 salen de la cama sabiendo que levantar la barrera del peaje les costará un poco más caro. Un poco solo, pero ese poco, unido a los otros pocos de años anteriores ha hecho que en el últimos cuatro años el peaje de la AP-9 se haya encarecido nada menos que un 20 por ciento. El Ministerio de Transportes ya se ha pronunciado y desde pasado mañana el peaje de la principal vía de comunicación de Galicia será un 4,68 por ciento más caro que hoy.
Y eso que hoy no es precisamente barato. Recorrer la autopista de punta a punta, es decir, de Tui a Ferrol, cuesta actualmente 26,85 euros. Si vas el sábado y regresas el domingo, te habrás dejado 53,7 euros, lo que hace de la AP-9 una de las autopistas más onerosas de España. Y a partir del jueves serán unos 56 euros. Con ese dinero es posible comprar unas zapatillas de deporte, invitar a la familia al cine, adquirir un par de muy buenas botellas de vino o recibir un masaje terapéutico fenomenal.
Pagada y requetepagada
Y eso, o cualquier otra cosa que se les ocurriese, es lo que, en otras circunstancias, podrían hacer los gallegos con esos más de 50 euros que les cuesta ir y volver de Ferrol a Tui y viceversa, porque la autopista hace muchos años que está pagada y requetepagada. Así lo repiten con insistrencia desde la asociación En-Colectivo, responsable de la denuncia ante la Comisión Europea que culminó con la apertura de un procedimiento de infracción contra España por incumplimiento de la normativa de la UE en las prórrogas de la concesión de la AP-9 hasta 2048. Pero mientras la Comisión Europea mantiene abierta la investigación sobre esas prórrogas, los conductores gallegos continúan pagando.
Traducido a números, significa que actualmente, desde el pasado 1 de enero, viajar entre Vigo y Tui cuesta 3,40, entre Vigo y Pontevedra, 4,85; entre Vigo y Santiago, 12,05 y entre Vigo y A Coruña, 20,45 euros. A esas cantidades se les añadirá pasado mañana un 4,68 por ciento, de modo que ir a Pontevedra saldrá ya por 5,08 euros a quien no tenga bonificaciones ni peajes recurrentes.
El cálculo
El incremento que cada año se les endilga a los gallegos es el resultado de sumar la inflación y el canon anual que la concesionaria Audasa percibe por las obras que realizó hace ya diez años en la autopista: la ampliación del Puente de Rande y los accesos a Santiago. A ello, Audasa añade redondeos para que la cantidad resultante sea múltiplo de cinco, lo que siempre facilita las cosas. Pero, además, a ello hay que sumar la compensación a las concesionarias porque el Gobierno limitó en 2023 las subidas de los peajes a un 4 % para compensar las subidas del IPC.
La inflación en noviembre se situó en un 3 por ciento, así que la subida para la AP-.9 se va al 4,68%, la más alta de todas las autopistas de España, empatada con las AP-46 y la AP-7. No es la mejor forma de empezar el año, sobre todo para los conductores que el mismo día 1 de enero se vean obligados a tomar la autopista. Al contrario. Es, sin duda, una buena forma de comenzar el año nuevo enfurruñado.
Pero, de momento, y pese a las quejas de todo tipo de colectivos, desde los transportistas hasta los empresarios pasando por asociaciones ciudadanas como En-Colectivo, que reúne firmas para poner fin a los peajes, nada hace pensar en un cambio inminente. Y como nada hay peor que el estrés y la mala leche al volante, mejor haremos en tomar este asunto con filosofía y celebrar la llegada del año nuevo con alegría. Y pensar que, al menos, las autopistas de titularidad autonómica no suben. Seguiremos pagando lo mismo por ir a desde Puxeiros a Baiona por la AG-57.























