Control absoluto, tanto en la puerta de acceso al edificio consistorial como en el interior del salón de plenos. La Policía Local vigiló de cerca al público para que permitiesen celebrar la polémica sesión y acabó sacando a dos personas por orden de Abel Caballero.
El debate extraordinario duró apenas 15 minutos y sirvió para muy poco. El PP aprobó en solitario una moción en la que se pide un mayor control sobre contratos en las concesionarias municipales, de forma que se eviten los supuestos enchufes que ahora está investigando un juzgado. El PSOE, como era de esperar, se opuso y el BNG se abstuvo.
Los socialistas, por medio de Carlos López Font, defendieron la transparencia del gobierno local, mientras que los «populares» reclamaron explicaciones por las «ilegalidades cometidas». En el medio, los nacionalistas justificaron su abstención en el hecho de que la moción no incluye medidas de control reales.
La bancada presentaba dos partes diferenciadas. En un lado, unas 30 personas dando su apoyo a Abel Caballero y exhibiendo carteles que rezaban «el mejor gobierno de Vigo de la historia»; en el otro, los opositores, entre ellos los miembros de Xuntos expulsados o el candidato de la Marea, Rubén Pérez.