Desde hace más de un mes, subir o bajar a pie entre Marqués de Valterra y Torrecedeira se ha convertido en una odisea. El ascensor del Instituto Oceanográfico, único enlace mecánico operativo hasta ahora, lleva averiado desde el lunes tras dejar atrapadas, una vez más, a varias personas. La empresa encargada, TK Elevator (anteriormente: thyssenkrupp Elevator), confirma que la incidencia se debe a la placa de control y que la reparación queda pendiente de la llegada de la pieza, sin fecha concreta.


No es un hecho aislado: hace apenas unas semanas el mismo elevador dejó encerrados a usuarios durante más de una hora. Mientras tanto, la escalera mecánica alternativa (la que discurre por Juan Ramón Jiménez) permanece cerrada desde hace más de cinco semanas por las obras del nuevo ascensor, cuyo plazo inicial de tres semanas se ha incumplido con creces.
El resultado es que la única vía peatonal disponible pasa por la empinada calle Severo Ochoa o por un rodeo por Gaiteiro Ricardo Portela, rutas que muchos mayores y personas con movilidad reducida simplemente no pueden asumir.
Basura acumulada, aceras rotas y contenedores desaparecidos
A la incomunicación se suma el caos en la recogida de residuos. Con motivo de las obras del nuevo ascensor, los contenedores han sido retirados de varios tramos de Marqués de Valterra. Los vecinos deben desplazarse con las bolsas hasta los puntos más cercanos, algo que muchos no hacen acumulando bolsas de basura en plena calle. El resultado: aceras llenas de desperdicios, olores y suciedad generalizada.
“Esta calle es una vergüenza: siempre está llena de basura y meados de perro”, resume Pedro, residente desde hace años.


Ana, propietaria desde hace once años de una casa de comidas en la zona, no oculta su indignación: “Nos han quitado los contenedores y cada día bajamos dos sacos grandes andando hasta encontrar dónde tirarlos. Las aceras están destrozadas; hace unos días una clienta habitual se cayó en una entrada de un garaje que lleva más de diez años convertido en un bar. Pagamos impuestos, pero parece que aquí ya no nos merecemos ni limpieza”.
La antigua fábrica de Pescanova, refugio de indigencia y foco de marginalidad
El abandono se percibe también en el estado de la antigua fábrica de Pescanova, convertida en lugar de pernocta para personas sin hogar. Incendios improvisados, reyertas y presencia casi diaria de policía y bomberos completan un panorama que los vecinos describen como “insostenible”.
El proyecto Vigo Vertical ha llevado ascensores y rampas a numerosos puntos de la ciudad, pero en Marqués de Valterra la realidad actual es la contraria: menos conexiones que nunca, calles sucias y un sentimiento creciente de desatención institucional. Los vecinos reclaman soluciones urgentes: la reparación inmediata del ascensor averiado, la reapertura de la escalera en obras y la restitución del servicio de recogida de basura.



Mientras las máquinas siguen trabajando en el nuevo elevador de Juan Ramón Jiménez (cuya inauguración se anuncia a meses vista), el día a día de quienes viven y trabajan en Marqués de Valterra sigue siendo una carrera de obstáculos. Un barrio que, paradójicamente, forma parte del mismo Vigo Vertical que el Ayuntamiento presume de haber convertido en ejemplo de accesibilidad.






















