El Sindicato de Estudiantes salió este martes a las calles de Vigo y del resto del país en una jornada de huelga estudiantil en ESO, Bachillerato y FP contra el acoso escolar y los discursos de odio en las aulas. El objetivo final es el de exigir «mayor inversión» en la educación pública para la atención de la salud mental del alumnado.
El último -y más grave- caso de ‘bullying’ sucedido en Sevilla con la muerte de la joven de 14 años, Sandra Peña, ha hecho que los estudiantes saliesen este martes a la calle para denunciar la situación de acoso continuado al que estaba sometida y que, finalmente, le llevó a quitarse la vida.






«Queremos dejar claro que la pérdida de Sandra se pudo haber evitado. Ella, como miles de estudiantes en Sevilla y en todo el Estado, sufrió y sufren el acoso escolar, una lacra terrorífica con la que convivimos día tras día. Somos muchos quienes conocemos a compañeros y compañeras que han sido o son víctimas de ‘bullying’ a causa de su estética, de su peso, de su forma de hablar, del color de su piel o su orientación e identidad sexual. Una opresión que no nos deja ser libres, y que hace insoportable el simple hecho de ir a clase, relacionarnos con normalidad y que, en muchas ocasiones, termina con muchas vidas arrebatadas», señalan desde el sindicato.
Bajo el lema «Sandra, non te esquecemos. Hai responsables», decenas de jóvenes recorrieron las calles de Vigo para acabar la concentración en La Farola de Urzaiz en una jornada de huelga estudiantil que se ha replicado en todo el país.
Sin ir más lejos, un colegio de Vigo ha estado también involucrado estas pasadas semanas en una denuncia sobre un posible caso de acoso escolar que hizo saltar las alarmas y que, finalmente, logró que se activase el protocolo y se acabase por imponer cinco procedimientos sancionadores a varios alumnos de sexto de Primaria del colegio Monterrey en el marco de la investigación iniciada tras la denuncia de la familia de una niña de 5 años.
Los propios padres de la niña, que estuvieron apoyados por más familias en una concentración a las puertas del centro educativo la semana pasada, mostraban su «inseguridad» y «desconfianza» ante el colegio por las «conductas» de niños de 11 años hacia su hija de 5. «Estamos hablando de casos reiterados, abuso de poder y que son humillaciones, vejaciones… todos los patrones de acoso los cumplen. Y no es un caso aislado de un día, fueron incidentes durante más de dos semanas», relató la madre ante los medios de comunicación.
Apoyo de Foanpas
De hecho, desde Foanpas han mostrado su apoyo manifestando su «más enérgico rechazo a todo tipo de violencia, venga de donde venga». En un comunicado, consideran que las agresiones «verbales, físicas, emocionales, psicológicas, digitales… no pueden tener cabida en nuestra sociedad y, mucho menos, en nuestros centros educativos», consideran.
A pesar de tener claro que como familias se consideran «responsables» de la educación de sus hijas e hijos, matizan que «no podemos hacerlo solas». «Vivimos en comunidad y necesitamos de todo el grupo para detener esta lacra que tanto daño hace», señalan. «Abramos los ojos para ver esos detalles del presente que pueden cambiar el futuro de nuestros niños».
Es por ello que ponen el foco en las administraciones con «herramientas para actuar, protocolos que nos pueden ayudar a atajar situaciones complejas, profesionales que se coordinen, recursos que aporten soluciones».
«Trabajemos en red», especifican, haciéndolo «en conjunto» y en cooperación «para construir una sociedad en la que las personas sean empáticas, solidarias, comprensivas, tolerantes, asertivas y dialogantes» poniendo énfasis también en la necesidad de trabajar en la «prevención».
«Tendemos nuestra mano para trabajar, asesorar, acompañar y ayudar a toda la comunidad educativa. Familias, docentes, administraciones, asociaciones… formemos equipo y pongamos corazón, pero también sentido común. Somos las personas adultas las que tenemos que actuar con responsabilidad«, concluyen.





















