La zona será humanizada y peatonalizada para que los vigueses puedan pasear por ella y cruzar al lado del monumento construido por Silverio Rivas en 1990. Esto se hará realidad antes de que termine el verano, ya que el proyecto tiene un plazo de ejecución de ocho meses.
El Ayuntamiento busca que la gente gane terreno a los coches con un espacio central transitable que estará conectado con el exterior a través de nuevos pasos de peatones. Eso se conseguirá “sin que el tráfico se resienta en absoluto” o logrando “incluso que sea más calmado”, según sostiene Caballero.
Además, se renovarán las redes de abastecimiento, saneamiento, drenaje, alumbrado, bancos, papeleras, paneles informativos, semáforos y señales. Asimismo, se creará un anillo verde de vegetación sobre jardineras, tanto en el perímetro exterior como en el interior, para disminuir al máximo el ruido del tráfico.
Igualmente, se dotará a la plaza de un nuevo vaso para la fuente principal, que se verá acompañado por otros juegos de agua de menor tamaño.
Plaza del Emigrante
Junto a esta reforma irá “en paralelo” la remodelación de la vecina plaza del Emigrante, en la que se conservarán elementos característicos como el crucero de piedra y se construirá una gran pérgola acristalada sobre la parada del autobús, que será ampliada.
Además, se instalarán bancos continuos de diferentes formas y longitudes, simulando las olas del mar. El objetivo es mejorar la funcionalidad como zona de espera de una de las paradas de autobús con más usuarios de Vigo.