Samil, sobre todo, se convirtió un año más en un hervidero de gente, tanto en el paseo como en la arena, con decenas de pequeñas hogueras por doquier en las que incluso se preparaban sardinas y churrasco. Alrededor de ellas, sobre todo jóvenes pero también muchas familias y otras muchas personas disfrutaron de la escena y del ambiente festivo desde el paseo, tan lleno como en una tarde de fin de semana pero con la diferencia de que el humo lo impregnaba todo. También en el resto de arenales de la ciudad se congregaron jóvenes alrededor de pequeños fuegos aunque en un ambiente más tranquilo e incluso en las playas más recónditas hubo discretas reuniones de amigos a los que delataban las llamas.
El humo fue, sin duda, el protagonista de excepción en toda la ciudad, ya que además de la veintena de hogueras «oficiales» hubo cientos de pequeñas fogatas por doquier, en cualquier esquina sobre todo de la zona rural había un fuego con una familia o un grupo de amigos a su alrededor.
En Coruxo, miles de personas se concentraron alrededor de la gran hoguera situada en la explanada de la capilla del Carmen, que se encendió puntualmente a la medianoche.
Bajo estas líneas, las pequeñas hogueras encendidas en O Vao, con las luces del puente de Toralla al fondo.
En Samil, miles de personas disfrutaron de decenas de fogatas encendidas en la arena y otras tantas del espectáculo que estas ofrecían desde el paseo. Efectivos de Protección Civil y de la Policía Local vigilaron que todo transcurriese con normalidad y año tras año son más los jóvenes que se unen a esta celebración.
El O Berbés, mientras tanto, miles de personas disfrutaron de una fiesta en la que se combina el fuego con el agua, para disfrute de los más pequeños y de los que no lo son tanto. Las imágenes, de Miguel Núñez.
En Panxón, mientras tanto, al amparo de las fiestas patronales se organizaron grandes hogueras en la playa alrededor de las cuales se congregaron cientos de personas. Las fotografías, de Selika.