No hay vuelta atrás. Tal y como anunció este martes en primicia Vigoé, el barrio de Coia se queda este año sin las fiestas que desde hace cien años se venían celebrando, con la única excepción de los dos años de la pandemia de Covid. Iban a celebrarse entre el 4 y el 9 de julio. «No somos capaces de cumplir con los requisitos que nos exige el Concello con el plan de autoprotección», explicó en rueda de prensa el presidente de la comisión de fiestas de la Virgen de la Consolación de Coia, Manuel Carrera.
En un primer momento habían decidido eliminar los fuegos artificiales, el alumbrado y otros servicios para conservar la verbena pese a carecer de los ingresos de las atracciones, fundamentales para este tipo de festejos. «Retirando todo esto casi llegábamos a cubrir la verbena, pero donde explotó el tema fue en el plan de autoprotección», precisan.
Con más margen de maniobra, además de subsanar los errores habrían podido acortar los días de fiesta, para abaratar costes. Pero ya es demasiado tarde, alegan, y no hay tiempo para nada de eso. «A estas alturas la gente tendría que estar saliendo para montar sus puestos aquí, no podemos pedirles que vengan y que al llegar aquí resulte que hay otro problema y que al final no puedan trabajar», reivindican.
Rodeado por una decena de los más de treinta integrantes que conforman la agrupación, Carrera aclaró ante los medios de comunicación que, si bien el veto a las atracciones de feria había sido un duro varapalo para la celebración de las fiestas, la intención era celebrar igualmente la verbena, para no defraudar a los vecinos y comerciantes que contaban con las fiestas, como cada año. «El problema con las atracciones era un tema candente, pero donde explotó la fiesta fue con el plan de autoprotección», relató. Insisten en que son conscientes de que «la seguridad es lo primero», pero se sienten víctimas de una injusticia que ha acabado, al menos este año, con una celebración centenaria.
Una celebración «inviable»
De hecho, la comunicación recibida este lunes, 23 de junio, avisando de que el plan de autoprotección no cumplía con los requisitos y el plazo de cinco días para enmendar las deficiencias han hecho «inviable» la celebración de la fiesta, incluso prescindiendo de las atracciones, que suponen el 80% de la recaudación.
«Entre otras cosas nos piden que hagamos un plan de seguridad diferente para cada día de la fiesta y aforar el recinto«, relata. Explica que aforar el recinto de 122.000 metros cuadrados es «imposible» dado que está abierto a la Avenida de Castelao y además por los portales de los edificios o los pasos de ambulancias. No obstante, aunque pudiesen renegociar con el Concello los términos del aforo, elaborar un nuevo plan de seguridad en un plazo de cinco días es «materialmente imposible», según les ha dicho el ingeniero que ha redactado el plan de autoprotección. «Una eminencia en toda España, no es un novato ni un recién llegado, elabora los planes de casi todas las fiestas», han recalcado.
De hecho, alegan el poco tiempo que les ha dado el Concello para poder rectificar un plan de autoprotección que, recuerdan, se envió el 6 de junio. «Si el Concello iba a endurecer los requisitos tenía que decirlo con tiempo, para que tengamos margen de reacción, no estar esperando a que presentemos el plan con un mes de antelación y luego no enviar un correo diciendo que falta esto o aquello otro. No esperar a diez días de la fiesta», lamenta Carrera, que ha hecho hincapié en las múltiples consecuencias que tiene la cancelación de la fiesta, tanto económicamente como sentimental para todo el barrio.
Al respecto, están pendientes de conocer las penalizaciones que les imponen las orquestas que habían reservado fecha para actuar en Coia, entre ellas Panorama, Gran Parada o Satélites, entre las más importantes del sector, que en un día de fiesta pueden atraer hasta Coia hasta 30.000 personas.
También lamentan las repercusiones para la hostelería del barrio, que ha hecho acopio de pedidos para esos días o la indignación y la frustración de los vecinos, que les preguntan constantemente. De hecho, un vecino irrumpió en plena rueda de prensa para reclamar «la fiesta y las atracciones» para Coia.
«Los vecinos y los comerciantes nos dicen que es imposible, pero es verdad: Coia se queda sin fiestas este año«, resumió el presidente de la comisión. Fue, remarca, una de las decisiones más difíciles que ha tomado en su vida y admite que hubo muchas lágrimas y nudos en la garganta, tanto en la reunión del lunes como en la celebrada este martes.
Para los vecinos, para aquellos que han donado para la fiesta «como se ha hecho toda la vida», la comisión de fiestas abrirá el local el próximo lunes y el martes, de 20:00 a 22:00 horas, para que si así lo desean puedan reclamar la devolución del donativo. «La mayoría nos dicen que no hace falta, que lo guardemos para el año que viene, pero si quieren recuperarlo, están en su derecho», ha explicado Carrera, que ha anunciado que el año que viene no pedirán dinero, como es tradición, por las viviendas.
El objetivo es, superado este trance, intentar recuperar las fiestas el próximo año, aunque se trabajará con la incertidumbre de si en 2026 podrán volver las atracciones de feria. «Trabajaremos para una fiesta más pequeña, en lugar de seis días como ahora, pero la fiesta volverá a Coia», sostienen. Eso sí, siempre y cuando, remarcan, «el Concello tiene voluntad de ayudarnos, porque si vamos a estar en este plan, no».
Mientras tanto, no se explican cómo ha podido venirse abajo el trabajo de todo un año, realizado por 34 personas que trabajan de forma completamente altruista y voluntaria para llevar a cabo la compleja tarea de organizar este tipo de eventos, algunos de ellos desde hace casi medio siglo, como es el caso de Pepe, el miembro más antiguo de la asociación con 48 años de labor voluntaria para sacarla adelante. «No solo es lo bonito que se ve, hay muchísimo trabajo detrás para poder celebrarla», añaden. Una labor que requiere tiempo y dedicación. «Nosotros no somos una sociedad limitada que se beneficie con esto, no somos una empresa de eventos, somos vecinos del barrio», remarcan.
«Es una pena por dos días echarlo todo abajo. Si el margen fuese mayor, daría cabida a negociar el tema del aforo con el Concello y cumplir con el plan de autoprotección tal y como lo piden«, señalan. Pese a todo, lamentan que otras de las peticiones que se les exigen desde el departamento de Seguridad sí están incluidas en el documento, como el puesto de mando avanzado «que tenemos todos los años». Al respecto, remarcan que el seguro de responsabilidad civil que les exigen es de 1 millón de euros, pero que el suyo es de dos millones, y que incluso cuentan con un punto violeta, que es algo que no se reclama desde el consistorio municipal.
Para demostrarlo, en el local donde han celebrado la rueda de prensa, han colocado el cartel del Puesto de mando y también, en gran formato, el plano con el plan de autoprotección en el que se incluyen todos los puntos de evacuación, salidas de emergencia o bocas de riego, entre otros. «Este es el plan que se les entregó, en grande, pero para que no digan que no lo entregamos, aquí está», subrayan. También han entregado a los periodistas un ejemplar del documento, de 96 páginas.
Silencio administrativo para los feriantes
Desde la comisión han aprovechado para mostrar, de nuevo, su solidaridad con los feriantes, que denuncian un «veto» del Concello este año, impidiéndoles montar sus atracciones en las fiestas que se celebran en Vigo.
Al respecto, precisaron que de los que habían solicitado montar en Coia, tan solo dos recibieron respuesta negativa por parte del Concello: el Saltamontes –una atracción como la que sufrió el trágico accidente mortal el año pasado en Matamá– y la pista de los coches de choque. Todas las demás, lamentan, presentaron sus solicitudes en el mes de marzo y no han recibido respuesta.
«Silencio administrativo», precisa la secretaria de la comisión de fiestas. Así los feriantes no tienen margen de enmendar nada porque, recuerdan desde la asociación, ni siquiera se les ha contestado ni se les ha pedido ningún requerimiento.
Estos requerimientos, recuerdan desde la comisión, son habituales cada año. «Siempre falta algo y es normal tener que enmendar una cosa o la otra», precisan. Lo nuevo de este año es el mínimo margen para poder subsanarlo. Insisten, además, en que «lo normal» son diez días, no cinco, y que el documento se recibió el lunes, no el viernes como afirman desde el gobierno local. «Seguimos los pasos como todos los años, llevamos en reuniones desde febrero con el departamento de Seguridad, algo que ellos niegan ahora», sostienen.
Esos pasos consisten en solicitar el permiso para las fiestas, mientras que los feriantes deben entregar con tiempo la documentación –desde marzo–, y luego presentar el plan de autoprotección, el seguro y una memoria descriptiva de las fiestas.
Seguridad en las fiestas
Otro de los indignados con la situación es Eugenio Fernández, responsable de la empresa que se encarga precisamente de la supervisión y control de las fiestas. Al respecto de la nueva ley que entró en vigor hace un año y medio, señala que el año pasado ya estaba vigente y no les afectó.
«El año pasado teníamos básicamente lo mismo, hemos mejorado el plan con respecto al año pasado tras las reuniones que ellos dicen que no hemos tenido. El año pasado se hizo la fiesta y no hubo ningún problema. Estaba todo correcto y este año está todo muy mal… según ellos», remarca.
Considera, y remarca que lo dice a título personal, no en nombre de la comisión de fiestas, que se trata de una decisión política, a pesar de que el alcalde de Vigo, Abel Caballero, insistía este mismo martes en que no lo es, que se trata de una decisión técnica.
«Me siento engañado porque durante todos estos años hemos trabajado para mejorar las fiestas, lo hemos hecho porque nos importa la seguridad del público y trabajamos duramente para sacar las fiestas adelante. Este año después de las múltiples reuniones que hemos tenido para aproximar posturas, para unificar criterios, ellos no ven que haya un fallo o un error, es que buscan ese error para denegarnos la fiesta. No es una cuestión de seguridad, es una guerra política entre el Ayuntamiento de Vigo y la Xunta de Galicia», ha lamentado Fernández, que ha insistido en que habla a título personal y no en representación de la comisión de fiestas. Su labor, remarca, es habilitar el puesto de mando avanzado, los planos, las mediciones de ruido o los controles de acceso, entre otras.
Respuesta a las palabras del alcalde
Al respecto de estas declaraciones del alcalde, el presidente de la comisión de fiestas pone de manifiesto que no han recibido ninguna llamada de ningún técnico municipal para brindarles ayuda o asesoramiento, ni tampoco ninguna de apoyo por parte de ningún responsable del gobierno local. No solo eso, sino sino que no le cogen el teléfono.
«Ni una palabra. ¿Dónde están? No nos han llamado para nada, los móviles de los concejales no responden y tenemos una reunión pendiente con el alcalde desde el 2 de junio que se canceló porque tenía el acto del aniversario de los 18 años como alcalde, y desde entonces no volvimos a saber nada. No tenemos ni una llamada para decir que están aquí porque no están. Nos sentimos abandonados», lamenta para acto seguido ironizar recordando que, no hace tanto, el alcalde visitaba las fiestas –el año pasado– subiéndose al palco para decir que eran «las mejores del mundo«.
«El alcalde dice que es una decisión técnica pero son los técnicos de su Ayuntamiento, son sus empleados. Y dice que no es política porque ningún político ha sido capaz de cogernos el teléfono, solo Ángel Rivas, mientras la concejala de Seguridad –Patricia Rodríguez– no está ni se le espera», lamentan. «Lo siento mucho porque nunca me habría esperado esto del alcalde, nunca creí que nos haría esto a Coia«, subraya.
Sobre las palabras de Caballero indicando que se había triplicado la aportación municipal a las fiestas, desde la comisión se remarcó que ese incremento fue hace tres años y se debe a que incrementaron la cuantía de las facturas presentadas. Así, señalan que hay tres rangos, de 4.000, 12.000 y 18.000 euros y que a Coia le dan la subvención más elevada porque presenta un importe de 60.000 euros en facturas.