A partir del próximo 1 de enero, como todo el mundo sabe, los conductores deberán llevar en el interior de sus vehículos la ya famosa baliza V16, que estará conectada a la Dirección General de Tráfico (DGT). Así lo establece el Real Decreto 159/2021. Se acabaron los triángulos: el único dispositivo de señalización legal válido en España para vehículos inmovilizados en las carreteras ya sea por accidente o avería, será esta baliza.
El precio de la baliza ronda los 40 euros, así que ya se habla de un negocio de 1.200 millones de euros. ¿Para quien? Para sus inventores: dos ex agentes de la Guardia Civil, llamados ambos Jorge, uno de Ourense y otro de Vigo. Pero el vigués, Jorge Torre, en conversación con Vigoé, niega la mayor.
«La DGT en este momento tiene 250 y tantas certificaciones, con lo cual realmente yo no lo veo así. Para mí, lo realmente bueno de esto es que se ha hecho un buen trabajo desde la DGT. Esto es como el deber cumplido. Hay mucha gente que puede no creerlo, pero es así», afirma.
La idea
«La idea, cuando nació, nunca se trató como si fuera a llegar a esta dimensión. Había un problema muy común en la carretera, que es que hay que bajarse en situaciones de avería o accidente, y en mi trabajo como Guardia Civil yo veía que no se colocaban bien los triángulos y que, además, era una operación demasiado arriesgada para la gente», explica Jorge.
«Hay muchísimas personas con diversidad funcional que no pueden bajar a hacer una señalización. Así que la idea consistió en trasladar la movilidad de los equipos de emergencia que tenemos en los coches de la Guardia Civil para resolver una situación para todas las personas, para que no tengan que bajar a señalizar averías y puedan poner simplemente una lampara que lo que hace es emular los intermitentes en le techo del vehículo», añade.
Jorge subraya el hecho de que muchas averías se producen de noche, en situaciones de poca luz, lo que hace las situaciones incluso más peligrosas, pero no es él quien trata de convencer a nadie de la bonanza de su invento, ya lo hace la DGT, a la cual la convencieron, por así decir, las asociaciones de víctimas, que fue a las que estos emprendedores mostraron su idea.
Asociaciones de víctimas
«A la DGT no se le convence, ella se puso en contacto con no. Esta idea se la trasladamos a asociaciones de víctimas, conscientes de que hay muchas personas que no pueden bajar del vehículo. Al final, ellas, las asociaciones, fueron las que llevaron la idea a la DGT. Y luego la DGT regula como ellos quiere, que es lo que está haciendo», afirma Jorge.

El proceso ha sido largo y tedioso, y «ha generado mucho estrés», afirma. «Esto es un proyecto personal que perseguí muchos años, y ha requerido un montón de sacrificio», subraya Jorge, al que cuando se le pregunta si el éxito de su idea implica vivir tranquilo desde el punto de vista económico de ahora en adelante, contesta que no se metió en esto pensando en un negocio.
«Yo tenía un trabajo en le que estaba feliz, pero ves que existe una necesidad, y que puede generar seguridad a mucha gente; y lo pones en marcha. ¿Después es un negocio? Bueno, la DGT en este momento tiene 250 y tantas certificaciones», señala.
Fantasmas
Y para quienes «ven fantasmas en todas partes», Jorge recuerda que este no es más que otro caso de digitalización en el transporte: «Con estas innovaciones la gente tiende a ver fantasmas, pero esto es solo un aparato que hace visible a los conductores más inmediatos y, en el ecosistema digital, que puedas recibir un kilómetro antes que hay un coche averiado con una persona con condiciones críticas. Creo que es un gran avance para la sociedad, otra cosa es que se saque de quicio».
Lo cierto es que, guste o no, nadie estará exento de llevarlo en su coche. Desde el uno de enero, carecer de este dispositivo será una infracción grave, así que puede ser un gran regalo de Navidad.














