Las obras del nuevo ascensor que conectará Jacinto Benavente con Torrecedeira, un proyecto clave dentro del programa Vigo Vertical, comienzan a florecer en la ciudad olívica. Con una inversión de 1.018.000 euros, incluye también la humanización del tramo correspondiente de la calle, este ascensor en la calle Juan Ramón Jiménez promete transformar la movilidad urbana, salvando un desnivel de 11 metros.
Un avance tras la polémica del árbol
El inicio del encofrado y la colocación de armaduras para los muros laterales y la contención de tierras marcan el despegue de las obras, visibles en las recientes imágenes del lugar. Este progreso llega después de la polémica generada por la eliminación de un árbol en la plaza de Juan Ramón Jiménez, una decisión que desató críticas entre los vecinos por su impacto ambiental. Sin embargo, el Concello de Vigo, liderado por Abel Caballero, ha canalizado esa inquietud hacia un proyecto que busca no solo mejorar la accesibilidad, sino también humanizar el entorno. Las canalizaciones para instalaciones eléctricas y de saneamiento ya asoman, señal de que la infraestructura empieza a tomar cuerpo.
La junta de gobierno local aprobó el proyecto el pasado mes de enero, consolidando un segundo elemento mecánico que complementará el ascensor existente cerca de la calle Instituto Oceanográfico, inaugurado años atrás y que dio nueva vida a una zona antes abandonada. Este nuevo paso reafirma el compromiso de Vigo con su red de corredores verticales, un ambicioso plan para salvar los 200 metros de desnivel entre el Puerto y las alturas de la ciudad.
Un corredor mecánico que redefine la ciudad
El ascensor, que unirá Marqués de Valterra y Torrecedeira a través de Juan Ramón Jiménez, se erigirá como una estructura exterior acristalada, acompañada de escaleras para quienes prefieran subir a pie. La obra, con un coste superior al millón de euros, incluye la ampliación de aceras, nuevas pavimentaciones, renovación de redes de pluviales, alumbrado público y mobiliario urbano. Esta humanización busca integrar funcionalidad y estética, alineándose con el objetivo de crear “un gran corredor mecánico” que conecte el Auditorio Mar de Vigo con la zona de Hispanidad.
El diseño responde a las necesidades de una ciudad de cuestas, facilitando el desplazamiento a peatones y personas con movilidad reducida. Además, el proyecto se suma a la red existente de ascensores y rampas, como el de Marqués de Valterra, que transformó un espacio olvidado en una plaza funcional, demostrando el potencial de estas intervenciones urbanas.
Un equilibrio entre progreso y sensibilidad ambiental
La tala del árbol, aunque controvertida, ha abierto el camino a una obra que promete mejorar la calidad de vida en el barrio. Los avances en el encofrado y las armaduras reflejan un ritmo sostenido, mientras las canalizaciones sugieren una planificación detallada para integrar servicios esenciales. Sin embargo, el Concello enfrenta el reto de responder a las demandas ciudadanas por una mayor consideración ambiental, un aspecto que podría marcar el tono de futuros proyectos dentro de Vigo Vertical.
Para los vigueses, este ascensor representa una oportunidad de reimaginar su entorno, conectando zonas clave como Beiramar con las alturas de O Castro. La humanización del área, actualmente deteriorada y en una situación de marginalidad, con espacios más amplios y accesibles, podría convertir este tramo en un nuevo punto de encuentro, siempre que se equilibren las necesidades urbanísticas con la preservación del verde.
Con las obras en marcha, el ascensor entre Jacinto Benavente y Torrecedeira se perfila como una oportunidad de modernización de Vigo. Su finalización, aún sin fecha concreta pero estimada para el primer trimestre de 2026, consolidará un corredor vertical que promete facilitar la vida diaria de miles de personas.