Tras la inauguración del que, en palabras del alcalde, Abel Caballero es «el mejor mercado de Europa», lo único que le queda al nuevo mercado es la terraza, donde hasta hace poco estaba instalada la plaza de forma provisional. Allí habrá un restaurante y una amplia plaza sobre la que girará la actividad cultural y de ocio del Progreso. El proyecto de ejecución de las obras fue aprobado el pasado viernes por lo que se prevé que en dos meses esté todo listo.
El mercado del Progreso ya está en marcha desde hace casi seis meses pero si echamos la vista atrás, ¿cómo han sido estos cinco años?
Han sido cinco años muy difíciles, un auténtico calvario, la situación de provisionalidad nunca es positiva y sobre todo cuando se alarga tanto. El primer año se llevó mejor porque contábamos con trece meses de obras pero cuando ves que se alarga otro año, y al siguiente y al siguiente es complicado mantener el ánimo. Y no sólo afectó el desánimo sino que ves también que, por supuesto la caída de ventas es muy grande.
Ahora ya cuentan con unas instalaciones modernas, aparcamiento, ascensor panorámico, central frigorífica propia… Trece mil metros cuadrados distribuidos en dos plantas y 43 puestos. ¿Es más fácil recuperar así el optimismo?
Ahora los comerciantes ya están más motivados, se les ve mejor. Es cierto que tras tanto tiempo no había la actitud más positiva para arrancar, el ánimo estaba muy bajo, pero ahora ya se lo empiezan a creer. Hay que pensar también que tras tanto tiempo se acumulan muchas deudas ya que se han hecho grandes inversiones.
¿Hay buenas expectativas de cara al futuro?
Sí, creemos que son buenas. En teoría ahora es cuando comienza la temporada buena, la de los mercados, que empieza tras el verano. A partir de octubre y sobre todo diciembre son los meses por excelencia de los mercados. Estamos ultimando la programación que comenzará hacia finales de octubre y desde luego la campaña de Navidad, en la que el barrio y las calles se llenan de vida.
La oferta está compuesta por 19 pescaderías, cinco carnicerías, tres charcuterías, una panadería con obrador “en directo”, una tienda de golosinas y prensa, dos taperías, un restaurante y una cafetería. El pescado, por supuesto, es una de las grandes bazas del mercado y hemos visto que en las redes sociales se anuncia que incluso hay los lunes, un día en el que tradicionalmente no se vende.
Sí, los lunes no hay pescado pero hemos establecido rotaciones para que los clientes sí puedan comprarlo. No todos los puestos están abiertos, claro, pero el cliente sí puede encontrar pescado los lunes en nuestro mercado.
Una vez que que ya han estrenado las nuevas instalaciones, ¿qué es lo que toca a partir de ahora?
Estamos pendientes de hacer grandes cosas, no solo son importantes las instalaciones y ahora que las tenemos hay que ponerse en forma para trabajar, programar actividades cada día, sobre todo centrándonos en la cocina. Tenemos un stand de cocina alrededor del que girará buena parte de la actividad del mercado, con gastronomía, nutrición, economía… todo alrededor de la cocina. Además también tenemos grandes expectativas puestas en la terraza sobre el mercado aunque todavía tendremos que esperar un par de meses a que esté lista. Calculamos que en noviembre se abrirá el restaurante del mercado y estará lista la humanización de la plazoleta por lo que podremos organizar actividades al aire libre. Ahora es cuando empieza todo.
¿Qué es lo que les dicen lo clientes?
Todo lo que recibimos son comentarios positivos. Es algo que me sorprende porque estamos teniendo muy pocas críticas. Además, vemos que han vuelto una gran parte de los clientes de siempre y además estamos ganando clientela nueva con una media de edad que ha bajado considerablemente. Antes, tradicionalmente, los que venían al mercado eran personas de cierta edad pero ahora está bajando mucho la edad y acude cada vez público más joven.
¿Y cómo ve el nuevo mercado el gerente?¿Le falta algo?
Bien, hay algunos temas que dejamos para consumo interno, por supuesto, pero en general estamos muy satisfechos de que el mercado ya esté listo y, como digo, los clientes nos lo transmiten. A las instalaciones tan solo les queda por finalizar la parte decorativa, que tenemos que ir variando para sorprender a la clientela.
En una sociedad donde la oferta para los consumidores es tan amplia, con tantas grandes superficies e incluso compra a través de internet, ¿es complicado que acudan a los mercados?
Luchar por los clientes siempre ha sido complicado, en todos los sectores, no solo en el nuestro. Es cierto que durante años hubo un retroceso muy importante en los mercados y les comieron terreno las grandes superficies pero sobre todo porque hubo una fase en la que se abandonaron. Ahora es al contrario, se está creciendo porque existe una vuelta a los orígenes, al mercado de proximidad, a los productos naturales. Se está recuperando la venta a granel y los clientes priman la ecología y el trato directo y los mercados ofrecen todo eso. Es una plaza pública, por eso también se llaman plazas los mercados, donde desde siempre la gente se interrelaciona. El mercado es una tienda de barrio muy grande, un lugar de encuentro.
¿Existe una competencia entre los diferentes mercados por atraer al cliente?
No porque cada barrio tiene su mercado y por lo tanto sus clientes. Nosotros contamos con la ventaja de la centralidad, por lo que no solo vienen los vecinos de la zona sino también los que trabajan en el entorno, que son muchos, y los que vienen al centro para hacer recados es más probable que vengan aquí que no un vecino del centro haga la compra en un barrio diferente. Nos beneficiamos de esa centralidad pero no hay competencia entre los mercados.
Tras estrenar las nuevas instalaciomes, ¿se ve el futuro con más optimismo?
Sí, desde luego. Ahora tenemos ya la herramienta que tanto necesitábamos para trabajar y desarrollar todas nuestras iniciativas. Lo básico ya está y ahora lo que nos toca es trabajar mucho y de que lo hagamos bien o mal dependerá el que logremos encariñar a los clientes.